Los padres de Copito eran parientes
Científicos de la Universitat Pompeu Fabra secuencian el genoma del único gorila blanco y descubren las causas de su albinismo
Actualizado:Diez años después de su muerte, al fin, uno de los enigmas que Copito de nieve se llevó a la tumba ha podido ser descifrado: el gorila blanco más famoso del mundo era albino porque descendía de unos padres que probablemente eran tío y sobrina o incluso hermanastros.
A partir de una pequeña muestra de sangre del propio primate, los investigadores Tomás Marquès y Javier Prado, de la Universitat Pompeu Fabra, han podido secuenciar el genoma de Copito. Comparándolo con el de otros gorilas de su especie, aunque negros, han concluido que el animal que fue la estrella del zoo de Barcelona durante tres décadas tenía una extraña mutación genética, heredada tanto de su padre como de su madre, que compartían material genético, ya que descendían de la misma familia, lo que le provocó el albinismo. Nació blanco, con un déficit de pigmentación en la piel, cabello y ojos, así como fotofobia y otros problemas de visión. «Es una alegría poder explicar por qué Copito era albino», afirmó ayer el investigador Tomàs Marquès, que ha dirigido el estudio. «Desgraciadamente, el déficit de pigmentación fomentó la aparición de un carcinoma de piel, enfermedad que le provocó la muerte el 24 de noviembre de 2003», apuntó Irene Hernando, coautora del estudio. Así, los individuos albinos tienen una mayor sensibilidad a la luz solar, lo que puede derivar en trastornos cutáneos como el que sufrió Copito.
Copito murió en 2003, 37 años después de que un miembro de la tribu Essamangon, de la etnia Fang, lo descubriera en lo que hoy es Guinea Ecuatorial, tras abatir a toda su familia. Agarrado a la espalda de su madre muerta, el cazador se percató de que una cría de gorila albina había sobrevivido a sus disparos. Tenía entre dos y tres años de edad, medía 54 centímetros y pesaba 8,75 kilos. Su primer nombre fue Nfumu Ngui (gorila blanco). El hombre se lo vendió al primatólogo Jordi Sabater Pi, quien se lo llevó al zoo de Barcelona en 1966.
Un año después, Nfumu Ngui apareció en la portada del National Geographic, bautizado como Copito de nieve, nombre que se quedó como definitivo y que le valió la difusión internacional, hasta convertirse en uno de los símbolos de Barcelona. Un ser único que ha tenido 21 hijos, nietos y bisnietos, pero ninguno de ellos ha mostrado ni una sola mancha blanca en su piel. Los autores del estudio señalaron que bastaría con cruzar a dos gorilas que tengan la mutación genética de Copito para tener un 25% de probabilidades de que engendraran un albino, sin necesidad de manipulación genética ni clonación, aunque lo descartan por razones morales. «¿Hasta qué punto es ético cruzar individuos que están emparentados para obtener un gorila que nos gusta solo por su apariencia?», cuestionaron.