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El beso de Gaucci

Daniel Gutiérrez Corvo
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Pues nada. Hoy es el día. Después de semanas de espera es momento de que la afición del Cádiz pase de la zozobra a la ilusión…una vez más. Hay que ver cómo gustan entre la gente las palabras fichajes, presupuesto, descartes, entrenadores, alineaciones… Cuanto más nombres, mejor. Cuanto más bombo, mejor. Ya habrá tiempo de pegarse el batacazo más adelante, pero al menos que se respeten los meses de verano, con el chiringuito, la tumbona y la intensa rumorología futbolística.

Como base de todo ese batiburrillo de realidades y deseos, un término solemne al que ponerle el calificativo de éxito o fracaso meses después: el proyecto. De eso es lo que debe hablar Gaucci este mediodía. Muchas preguntas entre los seguidores cadistas, con algunas incógnitas, otras respuestas esperadas y seguro que alguna que otra sorpresa.

La realidad de todo proyecto encierra horas y horas de estudio en los diferentes estamentos del club; exige decisiones que tomar con firmeza después de analizar fríamente las necesidades y los objetivos que se quieren conseguir en un futuro, a corto, medio o largo plazo; y aconseja ofrecer la máxima transparencia a quienes pretendes que te apoyen.

A veces hay que tomar un camino arriesgado o incomprendido, pero no por ocultarlo se vuelve más sencillo; a veces la ‘pasta’ no es lo más importante, aunque seas italiano y estés en una de las ciudades que más padece la crisis; a veces, sólo a veces, si haces las cosas con sentido común y honestidad consigues tus propósitos. Sólo hay que intentarlo.

Eso es lo que se supone que va a hacer Gaucci…otra vez. Su figura, debilitada, no puede permitirse comenzar a navegar de nuevo sin la firmeza de un patrón ‘fijo’, alejado de las vaivenes del pasado. ‘Don Alessandro’ ha demostrado que no le tiembla el pulso, aunque a veces igual hubiera sido mejor pensar hasta diez.

El cadismo, esa religión cuya fe es infinita (no así su paciencia), está dispuesto a volver a ilusionarse, como si fuera el primer amor de verano; deseando que Gaucci se arrime para dar el primer ‘beso’. Eso sí, nada de lanzar las campanas al vuelo. La boda definitiva tendrá que esperar. Como mínimo hasta junio de 2014.