VIAJES

Un lujo sobre raíles

España cuenta con cuatro de los mejores trenes del mundo en los que, además de disfrutar de la exclusividad con un trato personalizado, se da cuenta de la mejor de la gastronomía

MADRID Actualizado: Guardar
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No hace falta recorrer medio mundo para subirse al mejor tren de lujo del planeta. Tampoco es necesario privarse de los mejores manjares en la mesa para recorrer paisajes idílicos o visitar joyas arquitectónicas a bordo de vagones con el glamour de otras épocas. Renfe cuenta con cuatro de los mejores trenes turísticos de lujo del mundo, que ofrecen todo eso y mucho más en recorridos que sorprenden al viajero mostrándole rincones incomparables de la geografía nacional, todo con un trato exquisito y personalizado.

Son confortables hoteles en movimiento, que paran por la noche para garantizar el descanso del viajero. A bordo se realiza el desayuno, bufet libre, y por la noche está abierto el vagón pub, donde tienen lugar actuaciones en vivo. Cada tren tiene un jefe de expedición encargado de que todo salga perfecto y una guía que está permanentemente a disposición de los viajeros, cuya misión es "hacerles la vida más fácil", según explican nada más subir a bordo.

Los pasajeros de estos trenes son, por lo general, personas con una economía "desahogada" -no es barato el billete, pero incluye todo y de lo mejor-, recién casados, jubilados que celebran sus aniversarios y muchos extranjeros. También son fletados por empresas como premio para sus empleados o para realizar reuniones y cursos en sus vagones que se convierten en salas conferencias.

Por la Cornisa Cantábrica

Un buen comienzo de este viaje podría ser el Transcantábrico, calificado por expertos internacionales como el 'mejor tren de lujo del mundo'. Este tipo de ferrocarril lleva a evocar el célebre Orient Express, mitificado por la novela de Agata Christie, donde viajaba la aristocracia europea de principios del siglo XX.

En 1920 la empresa británica Leeds Forge construyó varios coches Pulman de ancho métrico para la Compañía Internacional Wagons-Lits. Estas unidades llegaron a España en 1928 y estuvieron prestando servicio hasta los años 70 en los Ferrocarriles Vascongados. En 1982, los responsables de FEVE comenzaron a planear la puesta en servicio de un tren de lujo, al que pusieron de nombre El Transcantábrico. Su recorrido sería el mismo que realizaba el llamado tren hullero de La Robla, entre León y Bilbao. Tras recuperar aquellos vagones achatarrados y otros destinados a remolques de automotores, el empeño fue darles toda la solera que habían perdido. Un año después echaba a andar el primer tren de lujo español.

Su éxito ha llegado a todos los rincones del mundo. De hecho, las reservas, realizadas con más seis meses de antelación, se hacen desde países tan lejanos como Argentina o Japón. Existen dos versiones de este tren, el Transcantábrico Gran Lujo y el Transcantábrico Clásico. La diferencia radica en que en el primero las suites son mucho más grandes y el viaje efectúa escalas distintas al de su hermano Clásico.

El Trancantábrico Gran Lujo realiza durante ocho días el trayecto San Sebastián-Santiago de Compostela, o viceversa, utilizando toda la red de vía estrecha que bordea la costa de la llamada España Verde. Durante el camino efectúa paradas para realizar visitas, siempre acompañadas de un autobús de lujo y con una guía, en Villasana de Mena, Bilbao (con visita al Guggenheim y se toma el tren), Santander, Cabezón de la Sal (con entrada a la cueva de Altamira), Unquera para desplazarse hasta el corazón de los Picos de Europa en Potes, Ribadesella, Arriondas desde donde se visita Covadonga y sus lagos, Oviedo, Candás, Luarca, Ribadeo, Viveiro y Santiago.

El Transcantábrico Clásico cubre el recorrido entre Santiago y León, pasando por Bilbao, y viceversa, pero sus viajeros no visitan San Sebastián. También les diferencian los restaurantes, aunque en ambos casos son lo mejor de lo mejor con todos los exponentes de la gastronomía regional.

Por la Meseta y Andalucía

Junto a ellos, por las vías estrechas, circula el Expreso de la Robla, otro tren turístico histórico, con todas las comodidades de un hotel. Viaja desde Bilbao a León por la línea de La Robla, de Gijón a Santiago bordeando el Cantábrico, en un crucero de cuatro días o de Gijón a Ribadeo durante dos días. Como los otros dos trenes, cuenta con coches salón, pero en lugar de llevar suites tiene literas con cuarto de baño independiente, climatizados y con todos los avances técnicos de nuestra época.

La cuarta estrella de los trenes turísticos de lujo españoles es el Al Andalus. Este tren viaja por las vías de ancho nacional de Renfe. Al igual que sus otros tres hermanos pequeños, el Al Andalus cuenta con coches cama, cinco de ellos construidos en Francia en 1929 y decorados tal cual los utilizaba la monarquía británica durante sus viajes desde Calais hasta la Costa Azul francesa. Su riqueza al estilo Belle Epoque ha sido complementada con todos los adelantos técnicos del siglo XXI y ofrece, como el Transcantábrico, dos tipos de suites, la estándar con dos camas bajas y superiores que tiene una cama de matrimonio. En ambos casos las camas son espléndidos sofás durante el día.

Este tren realiza dos recorridos de seis días. Durante los meses de abril, mayo, junio, septiembre, octubre y noviembre efectúa el trayecto Al Andalus que desde Sevilla viaja hacia Córdoba, Baeza, Úbeda, Granada, Ronda, Cádiz, Jerez, con excursión a Sanlúcar de Barrameda en autobús, y Sevilla.

Para los meses de julio y agosto, cuando el calor aprieta en el sur, el tren efectúa el recorrido denominado Ibérico. Este Al Andalus parte de Madrid en dirección a Segovia, Ávila, Salamanca, Burgos, Miranda del Ebro, Pamplona y Zaragoza. También ofrece el mismo recorrido de vuelta a Madrid. Como en los trenes del norte, el Al Andaluz ofrece visitas guidadas en autobús de lujo.