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Alessandro Gallenzi. / Archivo
LIBROS

En busca del libro superventas

Alessandro Gallenzi publica una divertida sátira del mundo editorial y la enloquecida carrera de los escritores para encaramarse a las listas de éxitos

A. PANIAGUA
MADRIDActualizado:

Alessandro Gallenzi tiene nombre italiano, pero su humor tiene un inconfundible sello británico. Después de ser vendedor, traductor y editor, Gallenzi se ha decidido por fin a escribir y lo ha hecho sobre lo que mejor conoce: el mundo editorial. Porque el autor es nada menos que el sucesor del legendario John Calder, de Calder Publications, toda una institución en la edición anglosajona. 'Bestseller' (Alba Editorial) es una novela ligera, pero eso no debe llevar a engaño porque está llena de cargas de profundidad. Provoca la carcajada, sí, pero una carcajada que sirve para descubrir las miserias y secretos de todos aquellos que participan en el noble ejercicio de escribir y publicar un libro. O no tan noble, al parecer. Porque Gallenzi no deja títere con cabeza. Desde los escritores y sus ansias de publicar un 'best seller' que les haga mundialmente famosos y enormemente ricos, a la lucha infernal entre los editores por conseguir esa historia que se convierta en superventas.

Dos historias contadas en paralelo, dos visiones de una misma realidad sirven de hilo conductor para la historia: por un lado, Jim Talbot, un escritor con más de una docena de novelas rechazadas por casi todas las editoriales, que vive de la pensión de su madre y sigue obsesionado por publicar un best seller, obsesión que le llevará a someterse a las mayores indignidades y protagonizar ridículos inimaginables. El otro protagonista es Charles Randall, director de la pequeña y acreditada editorial Tetragon Press. Randall lleva toda su vida luchando por sobrevivir a la presión de las grandes editoriales hasta que debe enfrentarse al enemigo en casa: un asesor contratado por los dueños que pondrá patas arriba el mundo de Randall y sus principios.

En una sociedad donde la fama y el dinero son las únicas medidas del éxito, los escritores y los editores no podían mantenerse al margen. Con una sátira inclemente y una ironía inteligente, el autor muestra sin tapujos este mundo de falsedades y ambiciones donde la apuesta por la calidad es un mito casi olvidado y las razones para escribir son tan banales como ese deseo de fama y dinero que lo ocupa todo.

El personaje de Charles Randall se convierte así en un homenaje a ese editor casi desaparecido que cree en el escritor y que lo apoya a largo plazo sin buscar el pelotazo editorial instantáneo.