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Simpatizantes de Hugo Chávez protestan en Bogotá contra la visita del opositor Henrique Capriles. :: LEONARDO MUÑOZ / EFE
MUNDO

Venezuela se plantea reducir su apoyo a Bogotá tras la visita de Capriles

El Gobierno chavista amenaza con retirar a su representante en las negociaciones que en La Habana con la guerrilla de las FARC

MILAGROS L. DE GUEREÑO CORRESPONSAL
LA HABANA.Actualizado:

La visita de Henrique Capriles a Colombia, y en especial la audiencia que le concedió Juan Manuel Santos, sentaron como un tiro en el Gobierno bolivariano, al punto de volver a descarrilar las relaciones bilaterales que había logrado encauzar el presidente colombiano nada más asumir su mandato. Como primera medida, Caracas evaluará si sigue acompañando el proceso de paz que Bogotá y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) adelantan en La Habana.

Que Santos fuera de los primeros en saludar la jefatura de Nicolás Maduro asistiendo a su toma de posesión no sirve de nada ahora, tras una reunión que de inmediato hizo poner el grito en el cielo a varios dirigentes oficialistas. Uno de ellos fue el canciller venezolano, Elías Jaua, quien afirmó que con el encuentro entre Capriles y Santos «se confirma que desde Bogotá hay una conspiración abierta contra la paz en Venezuela» que alcanza «los más altos poderes del Estado colombiano». En declaraciones a la televisión estatal, Jaua señaló que «el Gobierno de Maduro lamenta profundamente que el presidente Santos haya dado un paso que de manera dolorosa nos va a llevar a un descarrilamiento de las buenas relaciones bilaterales».

Según el titular de Exteriores, el presidente Nicolás Maduro ha pedido a Roy Chaderton -quien lo representa en La Habana para el proceso de paz de Colombia- estudiar si continúan con el acompañamiento que este domingo dio frutos con un acuerdo parcial en el tema agrario, el primero en más de 30 años de intentos fallidos. «Es lamentable para ambos pueblos» que mientras el Gobierno de Venezuela «está haciendo esfuerzos denodados» para lograr la paz en Colombia, a cambio «reciba como respuesta de las instituciones del Estado colombiano en Bogotá el aliento y el estímulo a quienes pretenden desestabilizar la paz en Venezuela».

Una agresión al país

Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello calificó la reunión como una «agresión» a Venezuela. Dijo que Santos puso una «bomba» a sus «buenas» relaciones y que el encuentro era una «mampara» para encubrir las supuestas reuniones entre Capriles, al que llamó «fascista y asesino», con el ex vicepresidente Álvaro Uribe, de quien dijo era «nefasto para el continente». Asimismo, exigió a la administración del país vecino que «clarifique si está con el golpismo que representa Capriles o con el pueblo de Venezuela».

El expresidente Uribe contratacó asegurando que la audiencia fue «institucional y conocida» mientras que las de Chávez con las FARC fueron a escondidas. Por su parte, el atacado Capriles manifestó que «que «Colombia no se debe dejar chantajear por el gobierno venezolano».

Varios analistas consideraron que la respuesta chavista era contraproducente y que perjudicaba al Gobierno de Maduro, porque cualquier gobierno soberano puede recibir a los políticos que considere oportuno.

De todas formas, la canciller colombiana, María Ángela Holguín, apuntó que, «en aras de mantenernos alejados de la diplomacia de micrófonos, que es tan dañina, trataremos este tema de manera directa con el Gobierno venezolano».