Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Peter Higgs conversa con François Englert en una rueda de prensa en el CERN celebrada en 2012. :: FABRICE COFFRINI / AFP
Sociedad

Los príncipes de las partículas

La fundación que preside don Felipe premia a los padres del bosón de Higgs y al CERN Los físicos Peter Higgs y François Englert predijeron la existencia de una partícula elemental que ayuda a comprender el origen del universo

ANDRÉS JIMÉNEZ
MADRID.Actualizado:

Los caminos de la ciencia conducen a paradojas. En 1964, los físicos Peter Higgs y François Englert predijeron casi al mismo tiempo y cada uno trabajando de forma independiente la existencia del bosón de Higgs, la partícula subatómica que permite comprender por qué los objetos, desde la más insignificante mota de polvo a la estrella más prodigiosa, tienen masa. Casi medio siglo después, el 4 de julio de 2012, científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) realizaron un experimento que corroboraba lo que era una teoría. Ayer, el jurado del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica concedió su galardón a los dos físicos y al CERN, laboratorio que comprobó que la tesis de los sabios no era ni mucho menos una hipótesis descabellada.

El británico Higgs, de 84 años, y el belga Englert, de 80, se han llevado la gloria por formular una tesis que era muy difícil de comprobar de manera empírica. El primero bautizó con su apellido la escurridiza partícula, popularmente conocida como la 'partícula de Dios'. Una denominación que disgusta a Higgs, que es un ateo declarado. Por desgracia, el también belga Robert Brout, experto en mecánica cuántica y colega de Englert, no podrá disfrutar de los honores del galardón, pues murió en 2011.

Las teorías pioneras de Higgs, Englert y Brout cimentaron la base teórica de la existencia del bosón de Higgs, pero faltaba demostrarlo. Para observar fidedignamente lo que no dejaba de ser una hipótesis, los físicos recurrieron al Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador de partículas más potente que ha construido el ser humano y que está alojado en el CERN. El LHC, por sí solo, no era suficiente para lograr el hito científico. Eran precisos dos detectores colosales, el Atlas y el CMS, a los que se encomendó la misión de registrar las colisiones de alta energía de los protones acelerados. Por fin, el 4 de julio del año pasado -una fecha para recordar- el CERN anunció que los investigadores habían descubierto una partícula que coincidía con la descripción que hicieron los ahora galardonados. Se trata de una conquista capital, pues hace posible que el hombre pueda especular con lo que sucedió inmediatamente después del Big Bang, esa explosión gigantesca que explica el origen del universo.

El descubrimiento -sujeto, con todo, a un margen de error casi despreciable- supone la culminación de décadas de trabajo, en la que ingenieros y físicos han desarrollado un esfuerzo titánico. El LHC no es precisamente una ganga: se estima que el coste del colisionador se eleva a 3.000 millones de euros.

Para el jurado, la empresa y la inversión merecen la pena. «Durante casi medio siglo, los esfuerzos para hallar el bosón de Higgs resultaron infructuosos debido a las enormes dificultades experimentales que conlleva su detección precisa e inequívoca», se subraya en el acta, que considera todo un «hito histórico» que se pudiera identificar el año pasado la partícula en cuestión.

El hallazgo representa toda una gesta científica, un triunfo del tesón y la inteligencia y la demostración palpable de que la alianza entre la física teórica y la física práctica es un motor del conocimiento. Así piensa el director general del CERN, Peter Heuer, quien dijo sentirse «honrado por el premio».

Según el físico Pedro Miguel Echenique, presidente del jurado, lo que parecían intuiciones, conjeturas que llegaron incluso a concitar la incredulidad de algunos, se ha revelado todo un acontecimiento gracias a una maquinaria portentosa, el acelerador de partículas del CERN. «Es una joya de la tecnología y de la empresa moderna», sostuvo Echenique. Uno de los misterios más inextricables de la física cuántica se ha resuelto gracias al «esfuerzo colectivo» de Europa, arguye el jurado.

Para comprender la magnitud del descubrimiento hay que remontarse a hace tres años. En marzo de 2010 los científicos del CERN culminaron el mayor experimento del mundo: la colisión, por primera vez, de haces de protones previamente acelerados en el interior del LHC. Con ello se recreaban unas condiciones muy similares a las que propiciaron el Big Bang.