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Economia

La CNMV censura al presidente de Pescanova por actuar como su «amo»

Admite que el presunto fraude en la compañía ha «dañado» la marca España y la reputación empresarial en general

J. A. BRAVO
MADRID.Actualizado:

«Amo» de la hacienda y no gestor. Así es como estima la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, que ha actuado Manuel Fernández de Sousa-Faro al frente de Pescanova en los últimos años. Su comportamiento, no solo irregular sino presuntamente delictivo a juicio de la Audiencia Nacional -donde está imputado por el supuesto falseamiento de las cuentas de la compañía y uso de información privilegiada para reducir sus pérdidas bursátiles-, ha resultado tan singular -por el tamaño de la empresa y la confianza que despertaba- que el regulador del mercado «seguramente» reformará la normativa de control, según admitió aquella ayer en un foro sobre el buen gobierno corporativo.

Y es que aunque la CNMV ha actuado -y lo sigue haciendo- para depurar responsabilidades administrativas sobre la actuación de Pescanova, tanto ante la falta de presentación de sus cuentas como en la compraventa sospechosa de paquetes importantes de títulos, lo hizo de forma algo tardía, sobre todo a juicio de sus accionistas minoritarios. Rodríguez respondió a las críticas aduciendo que tomaron cartas en el asunto cuando vieron indicios de posibles irregularidades y «no sabíamos lo que pasaba».

Así, la cotización de la compañía está suspendida desde el 12 de marzo, después de que su precio se hubiera desplomado más de un 65% en pocos días (está en 5,91 euros por participación) cuando apenas dos semanas antes los analistas recomendaban su compra con un valor incluso un 30% superior al que tenía entonces.

«Intentamos actuar de forma preventiva, con tiempos cortos de reacción y transparencia» -dijo la presidenta del regulador- ante una información que estaba dando la empresa «que no parece muy acorde con la realidad de lo que está saliendo ahora» y que motivó la presentación de «muchas reclamaciones y denuncias».

El principal problema, añadió, es que «una empresa que tiene una marca muy conocida se ha llevado como si fuera una empresa con amo», es decir, como una hacienda antigua. «Eso nos hace un daño reputacional a todos, tanto al resto de las empresas cotizadas como a la propia marca España», apostilló.

Respecto al futuro de Pescanova, inmersa desde finales de abril en concurso de acreedores, señaló que «lo mejor para todos es que siguiera adelante». La banca acreedora tiene ultimado un crédito de 55 millones para la multinacional alimentaria, cuyo importe se dedicará «íntegramente» a cubrir «pagos corrientes (nominas, proveedores comerciales, transportistas, etcétera)», según precisaron fuentes de dicho colectivo.

El préstamo, que se daría por un año, tendrá prelación sobre el resto de deudas en el proceso judicial de cobro. Los bancos pretendían disponer de un informe exhaustivo sobre las cuentas de Pescanova antes de dar 'luz verde' a ese crédito, pero debido a la «complejidad» de la labor del administrador concursal y ante la «paralización inminente» de las actividades de Pescanova -sus productos podrían desaparecer de los líneas en los próximos días si no llega financiación para su producción y distribución-, han decidido conformarse con otro tipo de cautelas.