Rajoy fracasa en su primer intento de lograr un acuerdo sobre el déficit
El líder popular no convence a los barones críticos con su propuesta, que mantienen el pulso para evitar discriminaciones
Actualizado:El poder de convicción de Mariano Rajoy, tan fructífero en otras crisis internas del PP, resultó insuficiente ayer para zanjar el enfrentamiento entre presidentes autonómicos de su propio partido a cuenta del denominado déficit asimétrico. Ni las promesas de que no habrá un trato de favor a Cataluña ni el compromiso de establecer criterios objetivos para definir las metas de déficit de cada comunidad lograron acercar la postura de los dos ejes enfrentados en esta crisis. El de las regiones que más esfuerzos ejecutaron para cumplir con el objetivo del 1,5% de déficit en 2012, Galicia, Madrid, Castilla y León, Baleares o Extremadura, con los que incumplieron de manera notable este porcentaje, Murcia y Comunidad Valenciana.
Tampoco tuvieron éxito sus promesas de compensaciones económicas a los territorios que se puedan sentir más perjudicados por el nuevo reparto de los números rojos. Un dinero que vendría vía fondos europeos o mediante la reforma del sistema de financiación. Un anuncio genérico y sin concretar que no ha despertado el entusiasmo esperado entre los gobernantes populares, según contaron fuentes presente en el acto.
Rajoy apenas logró arañar un compromiso de mínimos, detallado en un escueto comunicado hecho público por el PP, en el que se establece que el presidente del Gobierno y todos los barones populares mantendrán su «firme» compromiso de continuar por el camino de la consolidación fiscal y, a su vez, reiterar su lealtad institucional, como clave en la definición de un marco de relaciones entre administraciones que preserve la calidad de los servicios públicos esenciales.
Poco botín para una reunión que duró más de tres horas y que tuvo momentos de cierta tensión. Rajoy comprobó la distancia existente y optó por dar un plazo de un mes para que el Ministerio de Hacienda logre el mayor consenso posible con todas las comunidades, incluidas las que no están gobernadas por el PP, para la próxima reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera de la última semana de junio o la primera de julio. Montoro mantendrá reuniones con cada gobierno, una vez que la Unión Europea confirme la relajación del déficit para España hasta el 6,3% frente al 4,5% previsto para este año.
Uno de los más duros con el déficit asimétrico fue José Antonio Monago. El presidente de Extremadura recordó que, hace un año, pidió «una relajación del déficit» que no se concedió. Pese a ello, «Extremadura cumplió con lo exigido por el Gobierno y, si hemos andado todo este camino hacia el cumplimiento, la asimetría lo que hace en definitiva no es incentivar a quien cumple, sino precisamente incentivar a no cumplir», espetó.
Remangado
El presidente de la Junta de Extremadura, con todo, salió satisfecho. «Ha servido para decirnos a la cara lo que nos estábamos diciendo a través de los medios de comunicación», resaltó.
En la misma línea que Monago, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, defendió que el objetivo de déficit debe ser el 1,2% para todas las autonomías. Solo admitiría alguna «circunstancia excepcional» siempre que no se base en razones «que tengan planteamientos independentistas», en clara alusión a Cataluña.
Esta es una de las aristas que impide el entendimiento, el temor de los presidentes del PP a que, después de obligar a sus ciudadanos a apretarse el cinturón, Rajoy pretenda cambiar déficit y financiación por la moderación del pulso soberanista de Artur Mas.
Alberto Fabra, presidente de la Comunidad Valenciana, que defiende la tesis contraria a su colega extremeño, bromeó a su llegada a la cita con que venía «remangado» para enfrentarse a Monago. De hecho, declaró que si Extremadura hubiera tenido la misma financiación por cápita que Valencia, su déficit se habría disparado al 4,38%.
Además de los gobernantes autonómicos, asistieron a la comida la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, poco habitual en los actos de partido, y el propio Cristóbal Montoro.