Reglas y libertad en el Carnaval

La polémica es una de las bases del concurso del Carnaval. Sin embargo, es menos habitual la discusión sobre el propio funcionamiento del COAC más allá del juicio que puede realizar, en caliente, alguna agrupación que se ha quedado fuera de la final. Pero algo ha cambiado. El descontento que había empezado a fraguarse en la última edición del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas ha pasado del mero rumor entre bambalinas a toda una corriente de opinión que, liderada por los autores más jóvenes de la fiesta, comienza a exigir cambios en su organización y, en definitiva, toda una revolución a lo que hasta ahora ha sido el paso por el Falla. Y han sido tan firmes en su propuesta que muchos ya han dicho que, de seguir las cosas como están, se desvincularán del Concurso.

No es una mera cuestión de quedarse un año en barbecho, algo a lo que nos tienen acostumbrados muchos autores. Pesos pesados como Tino Tovar denuncian que el presidente del Jurado se pone a dedo y otros, como el incombustible (hasta que se quemó) Ángel Gago, dudan directamente del nivel de estos jueces.

La pregunta que se plantea no es si hay Carnaval más allá del Concurso, pues las agrupaciones callejeras gozan de una salud envidiable. La duda es si no se puede estar matando a la gallina de los huevos de oro que supone la proyección del Falla para muchos autores. «Se ha demostrado que cuando las agrupaciones no van al Falla la gente ni se entera de que han salido», explicaba el veterano Joaquín Quiñones. «Si se van algunos del Concurso, hay muchas más agrupaciones», corroboraba Antonio Martín. Sin embargo, la presencia cada vez mayor de las agrupaciones en las redes sociales, con un público muy fiel, abre el reto de si en los próximos carnavales podrán prescindir del trampolín que sigue suponiendo el Concurso. En estos años será el experimento. El resultado, de actuaciones y de recaudación, dará las respuestas.