Fútbol | Primera División

La metáfora de Anoeta

Un empate descuelga a la Real del último puesto de acceso a la Liga de Campeones

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La Liga española está repleta de metáforas crueles para los modestos que ansían hacerse un hueco ante los grandes. Si la Real Sociedad se queda fuera de la ‘Champions’ por culpa del empate ante el Real Madrid, celebrado por los locales porque Xabi Prieto salvó un punto en el último suspiro, es para creer en gafes, brujas y maldiciones. Los de Montanier fueron mucho mejores que los de Mourinho, sobre todo en la primera parte, pero se encontraron con un Diego López sobresaliente. El gol se paga a precio de oro en este negocio y por eso los blancos, incluso los suplentes, apenas precisan de oportunidades para desequilibrar las contiendas. Al menos en el torneo local, ya que luego Europa es otra historia. El 3-3 final deja a los donostiarras quintos, en beneficio del Valencia, y, por consiguiente, sin depender de sí mismos en la jornada final. Solo si los de Valverde no ganan en Sevilla y la Real se impone en Riazor, los guipuzcoanos jugarían la máxima competición continental.

A la Real Sociedad le iba la vida en el duelo y generó una decena de ocasiones pintiparadas ya antes del descanso. Pero se marchó en desventaja ante un Madrid de vacaciones e incluso sin Cristiano Ronaldo, fuera de la convocatoria. El subcampeón jugó sin tensión pero aprovechó un error de Mikel González por elevar a la máxima potencia la doctrina de Montanier. Quiso ser elegante en la salida y evitó el pelotazo. La perdió, el balón le llegó a Higuaín y el argentino, más fuera que dentro del club blanco la próxima temporada, acertó ante Claudio Bravo.

Con la excepción de ese tanto del ‘Pipa’ en el inicio, la Real dio un baño al Madrid en ese período. Pero le faltó el gol y le sobró Diego López, inmenso al desviar remates de Mikel González, Griezmann y Agirretxe. En el colmo de las desgracias, el francés le quitó al delantero un balón para empujarlo a gol, tras un pase de la muerte de De la Bella. Con su equipo B, que ya para sí quisieran algunos poderosos de Europa, el Madrid era un equipo calamitoso en todas sus líneas. Y Mourinho la presenciaba a pie de banquillo, sin apenas impartir órdenes. Marcelo se encaraba a Bergara y a una afición local cada vez más nerviosa.

Mejoraron ligeramente los madrileños tras el descanso, aunque el dominio perteneció siempre a los locales. Iñigo estuvo a punto de firmar un autogol porque Bravo no se la pidió y en el otro área Diego López le amargó definitivamente la noche a Agirretxe. En otra acción aislada, Kaká correteó por la banda, centró y Callejón marcó a placer antes de besarse el escudo. Lloraban sus hinchas pero los locales aún soñaban con la remontada. Y más después de la mano clara de Khedira que supuso penalti y gol de Xabi Prieto. Con Arbeloa y Marcelo en los laterales, el grupo ‘txuri urdin’ disfrutaba de dos autovías. El choque derivó en un ‘correcalles’ y al fin Griezmann acertó, eso sí, a puerta vacía. Poco después, empero, Özil se asoció con Khedira en un fin de semana con acento alemán. Murió el duelo en plena locura, con un gol anulado a Griezmann, un cabezazo errado por Agirretxe con toda la portería por delante y el empate, obra de Xabi Prieto quizá con la mano. Todo pendiente de la última jornada.