MUNDO

«Sois solo vosotros contra mucha gente, vais a perder»

LONDRES. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dileep Gupta, un quiosquero indio que vive en Londres desde su adolescencia, leía ayer los periódicos y expresaba a sus clientes la indignación que le había provocado el asesinato del soldado Lee Rigby, de 24 años y con un hijo de dos, el miércoles, en la calle John Wilson de Woolwich, a plena luz del día: «Son jóvenes, van a la mezquita y les lavan el cerebro. Y todo empeorará. En veinte años serán la mayoría».

Los sentimientos provocados por el horrible crimen se expresan en la vida cotidiana o en la vida pública. El exlaborista George Galloway, que tras su expulsión del partido ha logrado escaños en circunscripciones con sustanciales poblaciones musulmanas a las que predica su oposición a las guerras en Afganistán -en la que sirvió Rigby- o Irak, es un exponente de otra preocupación política.

En las horas posteriores al crimen, miembros de la Liga de Defensa Inglesa (EDL), fusión entre grupos hasta entonces dispersos que compartían el gamberrismo en el fútbol y la ideología pseudonazi, se manifestaron en Woolwich, de tal modo que la jornada del crimen terminó con defensores de una Inglaterra racialmente más pura que acabaron lanzando piedras a la Policía que intentaba evitar ataques racistas o contra mezquitas.

Galloway, un personaje de la política británica no conocido precisamente por su moderación, vinculó el crimen de Woolwich, cometido al grito de '¡Alá es grande!', con la guerra en Siria y con que «nuestro país está extendiendo el asesinato y el caos en países musulmanes». Pero señaló también que «los ingleses son demasiado sensatos para seguir a los enanos morales de la EDL». El primer ministro, David Cameron; el alcalde de Londres, Boris Johnson, y los líderes de los grandes partidos ofrecieron reacciones en las que resaltaron la capacidad de resistencia de la sociedad británica ante lo que describen como una minoría de islamistas. Los datos que van emergiendo sobre la personalidad de uno de los autores del crimen, Michael Adebolajo, no ofrecen la certeza con la que el quiosquero Gupta se manifestaba sobre el origen de sus ideas. Un vecino de los Adebolajo, una familia cristiana de procedencia nigeriana que vivió unos años en el barrio de Romford, señalaba que antes de la conversión del hijo al islamismo, en 2003, ya había rasgos violentos.

El padre tenía una reputación de ferocidad en sus reacciones ante pequeños incidentes, como que un vecino obstaculizase el acceso a su plaza de aparcamiento junto a su vivienda. El propio Michael habría insultado y golpeado a una vecina muy joven que fue a recoger una pelota que había caído en la propiedad de la familia. Otros testimonios le retratan como un buen estudiante.

La Policía visitó ayer la casa de Romford y una vivienda que al parecer ocupaba Adebolajo en el barrio de Greenwich. En otra operación se registró un piso en Lincolnshire, en el norte de Inglaterra. Scotland Yard informó anoche de la detención de dos personas de 29 años, un hombre y una mujer, a los que se interrogaba como sospechosos de conspirar para cometer un asesinato.

El servicio secreto de seguridad, MI5, competente en la persecución del terrorismo interno, confirmó que sus agentes conocían a los dos autores del crimen -ambos nacidos en Reino Unido-, pero habían evaluado que no estaban preparando un ataque. Uno de ellos habría sido interceptado por la Policía cuando intentaba salir del país hace unos meses, para unirse a la milicia somalí de Al-Shabab según algunas fuentes.

En los medios británicos se destacaba la sangre fría de tres mujeres que reaccionaron a las extrañas circunstancias del crimen -con los dos autores libres en el lugar y entablando conversaciones con los testigos, a los que invitaban a filmarlos- intentando asistir, una de ellas, al soldado ya muerto a los pies de los dos asesinos. Otra mujer la acompañó y se mantuvo a dos metros de la escena.

E Ingrid Loyau-Kennett, que bajó de un autobús detenido por el crimen, quiso asistir a la víctima pensando que había sufrido un accidente de tráfico y entabló un diálogo con uno de los autores del asesinato, que seguía con un cuchillo en la mano. El joven le dijo a Ingrid que querían iniciar una guerra en Londres la misma noche del miércoles. Exmaestra y líder de 'cubs', la rama femenina del movimiento scout, Loyau-Kennet le respondió: «Ahora mismo sois solo vosotros contra mucha gente, vais a perder». «Habló por todos nosotros», dijo Cameron de Ingrid.