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Berlusconi realizó «una enorme evasión fiscal» siendo primer ministro

La condena del caso Mediaset certifica que siguió dirigiendo sus empresas y su esquema de fraude mientras estaba en política

ROMA. Actualizado: Guardar
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Silvio Berlusconi era primer ministro, en 1994 y de 2001 a 2006, y a la vez gestionaba «una enorme evasión fiscal», «de alcance excepcional», en el sistema de fraude montado en su imperio empresarial «de forma científica y sistemática». Porque pese a entrar en política seguía dirigiendo sus negocios, una obviedad que siempre ha negado y solo ahora los tribunales italianos han puesto por escrito por primera vez.

«Fue un sistema activo durante muchos años, paralelo a la gestión del grupo (...), proseguido no obstante los puestos públicos asumidos, y dirigido en posición de mando absoluto». Para ello mostró una «particular condición para delinquir». Está probado «oral y documentalmente» que infló costes en la compra de derechos televisivos de películas por valor de 368 millones de euros, aunque los plazos de prescripción sólo han dejado en pie el fraude de 2002 y 2003, un total de 7,3 millones.

Tan graves acusaciones, que para Berlusconi son «surrealistas» y para variar apenas tendrán repercusión en Italia, figuran en el texto de la condena del 'caso Mediaset', conocido ayer tras el anuncio de la pena el 8 de mayo. Fue de cuatro años de cárcel, reducidos a tres por uno de esos indultos que caen a veces en Italia. Pero la clave es que conlleva cinco años de inhabilitación en cargos públicos, la gran amenaza para el líder de la derecha italiana. Era el fallo de segunda instancia, que solo será definitivo cuando se pronuncie el Tribunal Supremo, en 2014.

Es una fecha que puede marcar la caducidad del actual Gobierno, sostenido por Berlusconi. Si se ve en peligro no se va a quedar sentado esperando el fin de su carrera política. Lo primero es cierto en los sondeos, ante la debacle del Partido Demócrata (PD), de centroizquierda. Es decir, el frágil Ejecutivo de derecha e izquierda de Enrico Letta, forzado por el fragmentado resultado electoral de febrero, puede no llegar a Navidad. En todo caso Italia se dirige a una grave crisis en caso de condena, pues la última palabra correspondería al Senado. Si no ha caído, el Gobierno, debería aprobar la retirada del escaño de Berlusconi y la izquierda tendría que decidir si echarle e ir a las urnas o salvarle y traicionar a su historia y sus votantes.

Presunto hasta el final

Hasta la sentencia definitiva rige la presunción de inocencia del 'Il Cavaliere' y conviene esperar, porque en Italia todo puede darse la vuelta. Siempre se ha salvado, a menudo por algún truco legal, la prescripción del delito.

Pero es la primera vez que Berlusconi es condenado también en segunda instancia y, precisamente, el tribunal le ha negado la concesión de atenuantes por «la objetiva gravedad del delito».

'Il Cavaliere' se llevó ayer otro palo en el texto de un segundo fallo, el del Supremo que rechazó su petición de trasladar el proceso Mediaset y el de 'Ruby' de Milán a otra ciudad, pues consideraba que los jueces no eran imparciales. El Supremo reprocha que su solicitud parece solo «inspirada por exigencias dilatorias» para retrasar el juicio.