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ESPAÑA

Rajoy ordena echar el cierre a la polémica por las críticas de Aznar

Elude comentar las palabras de su antecesor, pero defiende «unos impuestos razonables» para mantener el Estado de bienestar

ANTONIO MONTILLA / PAULA DE LAS HERAS
CALI (COLOMBIA) / MADRID.Actualizado:

Mariano Rajoy no quiere que la polémica sobre las críticas de José María Aznar a su gestión económica y su alusión a un retorno a la primera línea de la política siga en el candelero. Abogó por pasar página y echar el cierre, un mensaje que fue recogido de inmediato por el PP, que también apostó por apagar cuanto antes el incendio. El presidente del Gobierno dio ejemplo y desde la ciudad colombiana de Cali optó por el silencio cuando se le preguntó por la manifestaciones de quien le designó sucesor.

Fuentes del Gobierno apuntaron que Rajoy no hará ninguna valoración más allá del «respeto» que mostró el miércoles en Bruselas a las palabras de cualquier expresidente de España y, en especial, a las de Aznar. Estas mismas fuentes negaron que los reproches de Aznar, en especial a la política impositiva de Rajoy, puedan agrietar al Ejecutivo o al partido. De hecho, consideraron «muy sensatas» todas las respuestas que han dado hasta el momento ministros y dirigentes del PP sobre la posibilidad de un hipotético regreso de Aznar a la primer la línea política. En cuanto a los motivos que han podido motivar la reacción del expresidente, esta misma fuente gubernamental destacó que sería un ejercicio estéril intentar interpretar los razonamientos del actual presidente de honor del PP.

Respuesta cifrada

«Presidente, ¿considera una deslealtad las palabras de Aznar?», le preguntaron a Rajoy a su llegada a Cali, donde participó en la VII Reunión de la Alianza del Pacífico. El jefe del Ejecutivo se dio la vuelta sin pestañear y, obviamente, sin hacer ningún tipo de valoración. Ésta llegó, aunque de manera cifrada, durante un coloquio ante unos 400 representantes de multinacionales de América Latina, Asia y Europa. «Todos los países sensatos tienen que establecer unos impuestos razonables y no confiscatorios para mantener el Estado de bienestar», destacó Rajoy pese a que la cuestión de la presión fiscal no era uno de los temas esenciales del debate. Una reflexión que en otro contexto podría haber pasado desapercibida pero que, con la andanada de Aznar aún fresca, suena a argumentario puro y duro.

Superado el 'susto' del primer día y con tiempo para reposar lo ocurrido y calibrar su impacto, los dirigentes del PP se entregaron a su vez al férreo cierre de filas. Quizá ayudara el ser conscientes de que el exjefe del Ejecutivo dio a la oposición una artillería que el PSOE, con la portavoz paralamentaria, Soraya Rodríguez, en primera línea de ataque, se apresuró a utilizar el mismo miércoles durante la sesión de control al Gobierno. «Eso juega en contra de los propósitos de Aznar, sean los que sean -dice aún con dudas un alto cargo de la formación conservadora-; solo había que ver las caras de espanto de nuestros diputados».

Ante la amenaza externa, los partidos tienden a hacer piña y, aunque muchos admiten que quizá haya un grupo muy nutrido de personas que comparten el fondo de lo dicho por Aznar, pocos creen que acertara en las formas. De ahí el repliegue. Tanto es así que el dirigente de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, se atrevió a elucubrar con la posibilidad -poco creíble a tenor de las primeras reacciones en el PP- de que Aznar se haya repartido los papeles con Rajoy y esté haciendo «oposición ficticia» dentro de sus propias filas para evitar una «hemorragia» de votos por la derecha.

El caso es que la palabra «lealtad» estuvo boca de muchos. En algunos casos, como el del ministro de Jusitica, Alberto Ruiz Gallardón, con dificultad para conjugarla con la devoción hacia el presidente de honor de su partido, y en otros, como el de el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, con reproche encubierto. «No soy sospechoso de no respetar, sino al contrario, de admirar lo que hizo Aznar en el Gobierno. Esa misma lealtad con Aznar es la que tenemos, inquebrantable -dijo- con Mariano Rajoy».

El deseo en el partido es pasar página cuanto antes. «El tema ya está zanjado», dijo la voz de la dirección, Carlos Floriano, para no alimentar al adversario.