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Zonas de sombra de Merkel tras el telón de acero
Un libro indaga en el pasado de la canciller y apunta a que estuvo más cerca de los aparatos de Estado de la RDA de lo que ella reconoce
BERLÍN. Actualizado: Guardar¿Quién es la canciller alemana realmente? Eso es lo que se preguntan los autores del libro 'La primera vida de Angela Merkel', los periodistas Ralf Georg Reuth, del diario alemán Bild y Günther Lachmann, del Die Welt. La novedad: parece que la mandataria germana estuvo más cerca de la extinta República Democrática Alemana (RDA) de lo que ella ha reconocido hasta el momento. Sin embargo, muchos detalles de su juventud hace tiempo que son conocidos.
Merkel vivió 35 de sus 58 años en la RDA, es decir, que de momento ha pasado más tiempo en el Este que como ciudadana de la Alemania unificada. Hija de un pastor protestante, estudió entre 1973 y 1978 Física en la Universidad Karl-Marx de Leipzig, donde según algunos de sus profesores como Werner Holzmüller fue una «alumna ejemplar» y se encargaba de atender la barra en las fiestas de la facultad. «Era camarera y me tenía que encargar de gran parte de las compras», comentó Merkel en una entrevista. «Siempre hacíamos whisky o vodka con zumo de cereza», agregó sobre una mezcla a la que ella también era aficionada y que le causó problemas en alguna ocasión, como aquella en la que se cayó de una barca a las cuatro de la madrugada cuando celebraba que había terminado la selectividad.
En esos años, a pesar de las restricciones, escuchaba «los Beatles, Stones, 'Je t'aime', 'Bridge over troubled water' (Simon and Garfunkel), lo que hubiera conseguido cada uno». Merkel reconoció en su momento que no era una gran melómana por entonces. Su primer disco de los Beatles se lo compró en Moscú y el único concierto de música rock que puede recordar fue el de Puhdys (un grupo de la RDA).
La juventud de la futura canciller alemana transcurrió con normalidad. A pesar de que en una entrevista en 1994 con Campino, el miembro del grupo Toten Hosen -y que volvió a recuperar estos días la revista Der Spiegel- reconoció saber la diferencia entre el hachís y la heroína. Merkel confiesa que en los guateques era siempre «la chica que comía cacahuetes y no bailaba» y que su primer marco del Oeste lo gastó en comprarse un Döner Kebab en Berlín.
Durante ese periodo, una joven de 23 años llamada Angela Kasner -como se llamaba de soltera- se casó en Templin con Ulrich Merkel, un año mayor que ella. Tres años más tarde el matrimonio hizo aguas y Angela Merkel abandonó la vivienda común llevándose sólo una lavadora para instalarse en un piso en el barrio Prenzlauer Berg, en el Berlín Este, para trabajar en la Academia de las Ciencias.
«Agitación y propaganda»
Hasta aquí todo conocido. Sin embargo, los autores del reciente libro afirman que la mandataria germana ejerció también como secretaria del departamento de Agitación y Propaganda de la organización del partido Socialista Unificado, la Juventud Libre Alemana (FDJ), es decir, que fue más activa en la Alemania comunista de lo que se pensaba hasta ahora.
Merkel había admitido que fue encargada de asuntos culturales de la organización cuando era miembro de la Academia de las Ciencias de Berlín Este, pero siempre ha negado cualquier otra función, aunque nunca dijo que fuera una disidente. «¿Agitación y propaganda? No recuerdo haber agitado mucho», bromeó hace ya tiempo.
El pasado domingo, tras un acto organizado por la Academia de Cine de Alemania en el cine berlinés Filmkunst 66, donde se proyectó la película favorita de Merkel de esa época, 'La leyenda de Paul y Paula', la mandataria intentó quitar hierro al asunto al afirmar que lo importante para ella es que nunca ocultó nada.
Pero, ¿cómo pudo en tan solo quince meses tras la caída del Muro de Berlín (9 noviembre de 1989) convertirse en ministra de Mujer y Juventud? Los autores del libro recuerdan que eso resultó posible gracias a sus «promotores» Wolfgang Schnur, entonces jefe del Resurgimiento Democrático (DA) y de Lothar de Maizière, último responsable de Gobierno de la CDU del Este en la RDA.
Tanto Schnur como De Maizière fueron colaboradores informales de la Stasi, la Policía secreta de la Alemania del Este. Esto impidió que sus carreras prosperaran y la mandataria alemana se distanció enseguida de ellos. «Políticamente llevaba una vida amoldada a la época en la que viví, naturalmente, pero nunca delaté a un amigo, nunca colaboré con la Stasi o denuncié a otros», aseguró en el pasado la ahora canciller.