Economia

¿Quién paga los platos rotos?

Hay un principio de acuerdo para que, en caso de quiebra bancaria, la factura la asuman primero los accionistas

MADRID. ESTOS SON ALGUNOS DE LOS PRINCIPALES INTERROGANTES QUE PLANTEA LA FUTURA UNIÓN BANCARIA. Actualizado: Guardar
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¿Será suficiente la supervisión bancaria para evitar futuros colapsos? Aunque la vigilancia común minimice los riesgos, están previstos otros pasos. El primero es el mecanismo de resolución de crisis, cuyo aplazamiento a marzo de 2014 como pronto ya dejó a España al margen de una recapitalización bancaria con fondos comunes a través del MEDE, de manera que el rescate lo estamos pagando con impacto en deuda y déficit. Alemania insiste en que se deben buscar inicialmente soluciones nacionales. Schäuble ha invocado las dificultades de crear una autoridad competente sin cambiar previamente los Tratados de la Unión. Nadie quiere abrir el melón de una modificación de ese calado, con su secuela de referendos nacionales... Con ese pretexto defiende «una red de liquidadores nacionales», primero. Lo que equivaldría a seguir como hasta ahora, poco más o menos.

¿No hay otra fórmula para crear una autoridad competente? El ministro francés Moscovici opina, por el contrario, que «se puede ir muy lejos y muy rápido» con los actuales Tratados y sin un cambio en las instituciones. El subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, sugiere «residenciar la autoridad en alguna institución ya existente». La Comisión Europea está explorando las posibilidades.

¿Pagarán los socios del euro a tocateja los futuros agujeros de los bancos? No totalmente. Hay un principio de acuerdo en que, en los casos de reestructuración o quiebra, la factura repercuta primero en los accionistas, después en los poseedores de deuda -de menor a mayor calidad, por este orden- y, finalmente, en los propietarios de depósitos superiores a los 100.000 euros. La desastrosa gestión inicial de la crisis de Chipre ha servido para dejar claro que los pequeños ahorradores deben quedar a salvo.

¿Qué ocurrirá si todo este dinero no basta para reintegrar los ahorros garantizados? La arquitectura de la unión bancaria prevé finalmente la constitución de un fondo de garantía de depósitos común. Los gobiernos intentan reducir al mínimo la aportación de los contribuyentes, y se plantea la colaboración del sector bancario. En España, la banca ya tiene el hábito de contribuir por adelantado a la constitución de un fondo de este tipo, algo que no ocurre en otros países. Habrá que superar resistencias generalizadas.