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Fatma Karahan, fallecida el pasado enero, junto a su marido Abdülkadir. :: R. C.
Sociedad

La montaña del Yak-42

La propietaria de la ladera en la que fallecieron 62 militares españoles lega el terreno a sus familiares tras rechazar venderla

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Recibió ofertas millonarias por esas tierras pero nunca quiso desprenderse de ellas. Fatma Karahan era la propietaria de cinco hectáreas en la ladera del monte Pilav, situado en la localidad turca de Trazbon. Fue sobre este trozo de terreno sobre el que el 26 de mayo de 2003 se desplomó el Yakolev-42 en el que viajaban 13 miembros de la tripulación y 62 militares españoles que regresaban a casa tras prestar servicio en Afganistán. Nadie sobrevivió a la tragedia.

Fatma falleció a los 82 años víctima de un cáncer, cuando estaba a punto de conmemorarse el décimo aniversario del siniestro. Su marido, Abdülkadir, de 86 años, cumplió con su voluntad e inició los trámites para que este pedazo de montaña, situado a 2.100 metros de altura, pase a ser propiedad de los familiares de los fallecidos. La decisión de esta mujer turca, madre de ocho hijos, fue publicada en los medios turcos hace semanas pero solo ahora se ha dado a conocer en España una vez que la Embajada en Ankara ha informado a los beneficiarios de la herencia. Las últimas palabras de Fatma fueron claras: «Lloro con ellos en este suelo. El avión que transportaba a los ángeles cayó a mi corazón. No voy a vender algo de mi propiedad porque desde hace más de 10 años no puedo olvidar que su sangre recorre esa tierra. Esa fue su tumba. Mi único deseo es que cualquiera pueda volver a esta tierra gracias a sus familias». Antes, esta humilde familia turca ya había donado el terreno donde se produjo el impacto para construir sobre él un monumento en recuerdo de los militares españoles. Hasta allí viajan año tras año muchos de sus allegados. También lo hacían Fatma y Abdülkadir a menudo para depositar un ramo de flores.

Sentimientos encontrados

La noticia fue recogida por la Asociación de Víctimas del Yak-42 con una mezcla de melancolía ante la ausencia de sus seres queridos y gratitud ante una familia, en particular, y un pueblo turco, en general, por el que siempre se ha sentido «arropada». «Gracias por tratarles como héroes y a nosotros como herederos de su legado», aseguró la asociación, desde donde aun así se insistió en que se trata de «una herencia que corresponde a José Ramón, Felipe Antonio, Felipe Manuel, Antonio, José Antonio, Javier, Jesús Mariano,...». Y así hasta llegar a 62 nombres. Los de los soldados españoles.

Las sumas que les ofrecieron a estos dos ancianos a cambio de la tierra en la que perecieron 75 personas nunca les hicieron dudar porque, según dejó dicho Fatma, «el dinero no es más que pan y sobre esa tierra ha sido derramada demasiada sangre». «Nuestros 62 héroes os estarán esperando algún día para deciros: Gracias», es la respuesta que ahora le dan sus familiares.