Del ERE a la gloria
Nuria Martí Gutiérrez dejó el Centro de Investigación Príncipe de Felipe en medio del ERE para trabajar en Universidad de Salud y Ciencia de Oregón
MADRIDActualizado:Hartos de ver cómo se maltrata a la ciencia, con recortes presupuestarios por parte de las administraciones y sin financiación de fondos privados, muchos investigadores españoles están haciendo las maletas para buscarse la vida fuera de nuestras fronteras. Entre estos miembros de la “generación perdida”, como los llamó en su momento Valentín Fuster, se encuentra Nuria Martí Gutiérrez. Esta bióloga madrileña, aunque valenciana de adopción, ha tenido la suerte de estar en el sitio idóneo en el momento justo: el Centro de Investigación Nacional de Primates de Oregon (Onprc, en inglés), donde Shoukhrat Mitalipov ha dirigido al equipo que ha clonado por primera vez células madres embrionarias.
La doctora Martí llegó a Oregón en febrero del año pasado, después de trabajar en el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF). Licenciada en Biología por la Universidad de Valencia en 2003 y master en Biología Clínica y Reproducción Experimental de la Universidad de Alicante en el año 2004, trabajó un año en el Departamento de Reproducción Humana del hospital de La Fe (Valencia). Después comenzó su doctorado en el CIPF con el doctor Miodrag Stojkovic, centrada en las células somáticas y después en la generación de animales transgénicos. Pero la crisis llegó y este centro puntero en materia genética pasó a un segundo plano de las administraciones.
Había que hacer recortes y llegaron los despidos. La doctora Martí, visto el percal, decidió buscarse la vida. Mandó currículos a numerosos laboratorios del mundo, incluido el Onprc, “un paraíso” para su especialidad, según ha comentado en la Ser. Y la casualidad quiso que en 24 horas, la dirección del CIPF le comunicase su inclusión en el ERE junto a otros 113 compañeros y que el centro estadounidense admitiera su solicitud. Por el momento, ha enlazado dos contratos anuales, aunque parece factible que se quede allí los próximos cinco años. "Da mucha rabia porque estás muy a gusto en tu ciudad, con tu familia, con tus amigos, y te ves obligada a cambiar de vida", ha añadido la investigadora. El trabajo dirigido por el doctor Mitalipov va a abrir un nuevo camino para la medicina regenerativa, ya que se podrán fabricar tejidos de un paciente a partir de sus propias células y evitar así el rechazo.