Siria: Esperando la Conferencia...
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, estará el viernes en Moscú y se reunirá allí con el presidente Putin, quien ha dado su luz verde a la cita con ciertas condiciones
MADRIDActualizado:Nadie garantiza hoy que la conferencia sobre Siria en procura de una salida política y el fin de la atroz guerra civil tenga finalmente lugar, pese a que la decisión de convocarla ha sido tomada, sin fecha, por Washington y Moscú (las superpotencias que respaldan a cada bando) y que todo el mundo se dice más o menos dispuesto a concurrir.
Todavía ayer el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo en Suecia, y tras hablar de nuevo extensamente con su colega ruso, Serguei Lavrov, que la reunión tendrá lugar y se celebrará bajo el auspicio oficial de las Naciones Unidas. Anotamos al respecto que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, estará el viernes en Moscú y se reunirá allí con el presidente Putin, quien ha dado su luz verde a la cita con ciertas condiciones.
¿Qué condiciones? Más o menos las que expuso el lunes el ministro sirio de Información y que se reducen a dos capitales: una, más bien retórica, es que no se asistirá a reunión alguna que “dañe ni de cerca ni de lejos la soberanía nacional siria” y otra, decisiva, es que “el papel del presidente sirio es solo cosa del pueblo sirio y de las urnas”. Un modo de decir que no se acepta de entrada la renuncia del presidente bajo presión.
Washington y sus bazas
Oficialmente, Damasco está sopesando si debe o no acudir, pero, de hecho, parece complacer a su socio y padrino ruso porque, según el “New York Times” de hoy ya ha dado a Moscú la lista de funcionarios sirios que irán. No se sabe, pues, qué nivel tendrá, pero es probable que sea de ministros de Exteriores, si quiere tener peso.
La rebelión, por su parte, también se lo piensa y tiene que resolver un problema esencial: cómo concurrir y ser representativa dejando al margen al inquietante factor islamista, clave sobre el terreno, satisfaciendo así a Occidente, que desea un papel central para el “Ejército Sirio Libre” políticamente seguro. Su jefe, el general Selim Idriss, debería estar en la delegación.
Los norteamericanos, en fin, han sabido convencer al oficialmente mediador, el acreditado diplomático argelino Lajdar Brahimi, que hace tres semanas estaba dimitido, de permanecer en su puesto porque sus servicios serían necesarios si la conferencia funciona. Brahimi había cometido un error técnico, si vale decirlo así, al afirmar, cuando parecía tener decidida su renuncia, que la salida del presidente Assad era una condición previa necesaria… lo que el discurso oficial norteamericano atenúa al decir que la conferencia debería ser el mecanismo que condujera hacia tal abandono pactado…
Cambios de apreciación
Algunos estados árabes sunníes (Qatar y Arabia Saudí en cabeza) reprochan a su socio de tantos años, los Estados Unidos, una prudencia que entienden difícilmente y que las diferencias entre “lo de Siria y lo de Libia” no explica del todo. En efecto, los estrategas de Washington, que van muy por detrás de ciertos entusiasmos franceses y británicos por intervenir, ubican el conflicto sirio en un campo mucho más amplio bajo criterios geopolíticos de conjunto y bajo el efecto, poco estimulante, provocado por las intervenciones armadas en Iraq y Afganistán.
No están solos. Hoy mismo debe votarse en la Asamblea General de la ONU una resolución redactada básicamente por la Liga Árabe (con Qatar al timón) pidiendo, además de denunciar la crudeza de la represión, y pedir el fin de toda violencia y una investigación de la ONU sobre armas químicas) que la “Coalición Nacional Siria” sea reconocida como el “interlocutor representativo necesario para una eventual transición”. Una resolución parecida tuvo el año pasado 133 votos a favor (de un total de 193) y todo lo que sea menos de eso indicará notables cambios de percepción.
Se debe sopesa, en fin, el factor turco, que ha ganado mucho peso en todos los órdenes. Aunque Ankara dice que no se dejará arrastrar a la guerra por las provocaciones sirias (el gravísimo atentado del sábado en Reyhanli, con 49 muertos) la preocupación crece en Turquía, donde el gobierno no tiene el apoyo de la oposición y crecen las críticas por el papel tan activo y tan pro-rebelión adoptado. En este marco será muy relevante la esperada entrevista Obama-Erdogan del domingo en Washington. El primer ministro turco, un veterano que ha olfateado el peligro, respaldará la conferencia…