Azafato y caballero
El multimillonario Richard Branson, propietario de Virgin, se convierte en auxiliar de vuelo por un día al perder una apuesta
Actualizado:Tony Curtis, Jack Lemmon, Freddy Mercury, Dustin Hoffman, Kurt Russell, entre otros famosos de Hollywood, cambiaron en la pantalla la americana por la minifalda y unos bordados, o los pantalones de pinzas por unos 'leggins' marcando curvas. Incluso el duro de Gene Hackman se convirtió en un perfecto 'trans' de espectáculo cabaretero en 'Jaula de Grillos'. Otros, como John Travolta, se vistieron de mujer, sin un guion por medio, y fueron pillados por los fotógrafos, que siempre están alerta.
El último varón famoso en vestirse de mujer es sir Richard Charles Nicholas Branson, más conocido como Richard Branson, el magnate británico dueño de Virgin Group. Pero no fue fruto de los excesos el que todo un sir se subiera a unos tacones, con todo lo que eso tiene de arriesgado para cualquiera no avezado en el equilibrio.
Todo ocurrió el pasado domingo, cuando el magnate, de 62 años, dueño de la compañía aérea Virgin, cumplió la apuesta que perdió con el dueño de su competidora Air Asia. Ambas compañías aéreas son propietarias de equipos de Fórmula 1. El desafío era ver quién quedaba por encima en la clasificación del Mundial 2010: los Marussia de Virgin o los Lotus Racing de Air Asia. Ninguno de los prototipos de ambos equipos brilló por su actuación. Es más, terminaron la temporada empatados a cero puntos. Sin embargo, los prototipos Lotus quedaron por delante en la clasificación dado que acabaron más carreras que los coches de Marussia.
La apuesta consistía en que el perdedor, en este caso Richard Brandson, se tenía que enfundar en el elegante uniforme de una azafata de Air Asia, para trabajar como auxiliar de vuelo en el avión que une Perth y Kuala Lumpur. No hubo vuelta atrás. Dos años después del final del campeonato del mundo en cuestión, el propietario de Virgin se dejó hacer. Primero, una sesión de acicalado para depilar sus piernas, así como una sesión de afeitado -con excepción de su peculiar bigote y perilla-. Después, paso por la peluquería y el maquillado. El último toque fue el de vestuario, con el característico traje chaqueta rojo de Air Asia y unos zapatos de tacón a juego.
Por su parte, Air Asia donó 100 dólares australianos (unos 77 euros) por cada plaza vendida en este vuelo a la Fundación de Niños Starlight en Australia, y el 10% de todas las ventas a bordo, tanto por el servicio de cafetería y como de regalos despachados por sir Branson y el resto de los auxiliares.
El magnate, como es habitual en él, derrochó buen humor convertido durante unas horas en azafata. Sin embargo, nadie informó si tuvo problemas en las aduanas con su nueva imagen o, por el contrario, se cambió al llegar al avión.