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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa que ofreció ayer. :: JUAN CARLOS HIDALGO / EFE
Economia

Rajoy no tiene «ninguna intención» de cambiar la reforma laboral

Rechaza las presiones de Europa, a la que exige avances en la unión bancaria y medidas para que fluya el crédito y se reduzca el paro juvenil

M. J. ALEGRE
MADRID.Actualizado:

Mariano Rajoy afirma que no tiene intención de cambiar la reforma laboral «ni en una ni en otra dirección». Mientras le llegan presiones desde Alemania, y sugerencias desde la Comisión Europea, el presidente del Gobierno se muestra convencido de las bondades de los cambios introducidos en el mercado de trabajo. «Estamos en proceso de evaluación, y ya puedo adelantar que estamos muy satisfechos», comentó en la conferencia de prensa que celebró conjuntamente con el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, en el marco de la cumbre bilateral hispano-lusa.

Un informe para uso interno del Gobierno alemán, filtrado en vísperas de la reunión del Eurogrupo dedicada a examinar los desequilibrios de España, consideraba «imprescindible» que el Ejecutivo de Rajoy profundizara aún más en la reforma laboral para superar las rigideces que aún persisten. Y durante una visita a España, el comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales, László Ándor, ha vuelto a insistir en la recomendación de establecer un contrato único abierto, para indefinidos y temporales, para combatir la dualidad del mercado laboral. Rajoy aludió a estas presiones, sin mencionarlas, pero citó a las dirigidas en sentido contrario. «Hay quien ha pedido una marcha atrás en la reformas, y quienes han pedido otras cosas», manifestó, y explicó que «cuando uno gobierna tiene que tomar decisiones ateniéndose a la realidad y a los intereses generales».

Argumentó a continuación que los cambios ya introducidos en las normas han aportado competitividad a las empresas. Mencionó casos de compañías que han podido ajustarse sin recurrir a los despidos, a través de la flexibilización de las jornadas, por ejemplo. Y encontró el apoyo expreso de Passos Coelho, quien recordó que las medidas «tardan en surtir efectos», pero ensalzó todo tipo de actuaciones dirigidas a combatir la «auténtica tragedia» del paro de los jóvenes.

Tanto Rajoy como su colega luso confesaron no tener noticias, salvo por la prensa, de una eventual iniciativa franco-germana para movilizar hasta 60.000 millones en créditos blandos destinados a empresas europeas que proporcionen ocupación a menores de 25 años. Por descontado, los dos se declararon muy favorables a una propuesta de este tipo. Y el jefe del Ejecutivo español reiteró sus esperanzas en otras vías ya acordadas de apoyo al empleo, como la dotación de 6.000 millones incluida en el Presupuesto comunitario para el periodo 2014-2020 -ahora en fase de negociación con el Parlamento Europeo- o los planes del Banco Europeo de Inversiones, y los aún no concretados proyectos del Banco Central Europeo para facilitar a las pymes el acceso al crédito. «Sin financiación a la inversión no puede darse la creación de empleo», enfatizó el dirigente portugués, que instó a atajar esa «verdadera tragedia» que supone el paro de los jóvenes.

Exigencias

El presidente del Gobierno aprovechó para exigir a Europa, y aquí también encontró la solidaridad del mandatario luso, «una respuesta más intensa» a la situación de los países más vulnerables que están aplicando los ajustes y obligando a sus sociedades a importantes sacrificios. Lo que Rajoy y Passos Coelho esperan de los socios comunitarios es el cumplimiento del calendario establecido para la unión bancaria, y que se impliquen en los dos graves problemas que, en mayor o menor medida, acosan a los miembros del sur: el cortocircuito del crédito a empresas y familias y el paro juvenil.

Rajoy llegó a decir que «Europa puede y debe hacer más» y que «la unión bancaria es su test de credibilidad». Una vez más, el jefe del Ejecutivo español se extendió en las ventajas y en las esperanzas que alimenta sobre este proyecto. El supervisor común va a garantizar un tratamiento igualitario a las entidades, y el mecanismo de resolución de crisis mutualizará los costes. Cuando estén vigentes las dos fases, ni se producirán situaciones como la que ha llevado al rescate chipriota ni habrá contagio entre el sistema de crédito y la deuda soberana de los países, argumentó. La fragmentación financiera, que condena al Estado y a las empresas españolas a pagar mucho más por financiarse, ya no será un problema, como sucede actualmente.

Passos Coelho refrendó su tesis, aunque fue más pragmático al reconocer las diferencias entre líderes europeos en la creación de una autoridad común que actuará en las liquidaciones y en la constitución de un fondo europeo de garantía de depósitos. Pero Rajoy y el dirigente luso rechazaron de plano que las elecciones alemanas del próximo septiembre determinen la orientación de las políticas que, de cara a Europa y los países miembros, defiende la canciller Merkel. En consecuencia, optaron por confiar en que los calendarios para desarrollar la unión bancaria «se van a cumplir, porque son fruto de un acuerdo, y los acuerdos se cumplen».