El Madrid pasa del sueño a la tragedia griega
Desperdicia 17 puntos de ventaja en la primera mitad y se enreda en el asfixiante juego del Olympiakos, que revalida el título
MADRID Actualizado: GuardarSer competitivo significa obtener el máximo rendimiento de los recursos con los que se cuentan en el momento culminante, el de mayor necesidad, cuando la tensión se desborda, en el partido más trascendente. El Barça fue un ejemplo en la semifinal ante el Madrid. Entró con una idea muy clara, una estrategia desarrollada y se mantuvo dentro del choque mientras pudo. Optimizó sus recursos y los apuró hasta la saciedad, hasta la extenuación, pero le sobraron cuatro minutos para superar la meta. No logró el triunfo pero obligó a su rival a arriesgar y le exigió dar algo más de lo necesario. Los azulgrana no perdieron, fueron superados por un adversario superior. Cuando uno llega al límite y es superado es porque el oponente es mejor. El viernes, el Madrid era mejor, en esas condiciones y poco más se les podía pedir a Xavi Pascual y a sus hombres.
Esa capacidad para combatir es la que se les supone siempre a los representantes griegos. Llevan la competición en las venas.En la mayoría de las ocasiones no son los mejores, pero su colosal espíritu de lucha les permite alcanzar cotas de éxito en principio lejos de su alcance. Así fue en la Eurocopa de fútbol de Portugal de 2004 cuando se coronaron como el mejor equipo del torneo; o en la semifinal del Mundial de Japón de 2006, en la que superaron al ‘Dream Team’ para luego caer ante España. Y así ha sido en las dos últimas Euroligas, con el Oympiacos doblegando al favorito ruso CSKA.
Olympiacos ha hecho de la necesidad virtud. La crisis económica obligó a sus propietarios, los hermanos Angelopoulos, a reducir sustancialmente el presupuesto anual y a estudiar con más profundidad un mercado que antes asaltaban a golpe de talonario. No es que el campeón continental de 2012 pasara de multimillonario derrochador a pobre con necesidades. Sigue manteniendo uno de los presupuestos más altos de la competición, pero se ha ajustado a la realidad vigente en su país y en Europa. Pero precisamente esos apuros le ha llevado a recuperar la esencia que le hizo grande. Ahora son un equipo más griego, con lo que eso conlleva de positivo. Ha establecido una base sólida de jugadores nacionales de alto nivel y la ha completado con otros compatibles y complementarios, escapando de los grandes dispendios anteriores, cuando se cubría de oro a la estrella de turno y se hacía girar todo en torno a él. Y los réditos son evidentes.
Comprometidos con la causa
Similar proceso ha seguido el Real Madrid, que ha apostado por españolizar su ‘roster’ con figuras nacionales que asumen el peso del partido. Los dos han conseguido así formar plantillas más reconocibles, integradas y comprometidas con la causa. Una combinación adecuada de gladiadores y patricios unidos por un objetivo común. Esa compromiso y el espíritu competitivo es lo que les llevó a la ‘Final Four’ y a brindar una brillante demostración de entrega, lucha y actitud en una final que estuvo a la altura desde el salto inicial.
El primer cuarto del Madrid fue excelso. Para un equipo formado por novatos en estas lides era imposible hacerlo mejor. Tan sorprendentes fueron los 27 puntos anotados por los de Laso como la extraordinaria defensa que dejó en diez a los helenos. Pero a los griegos o los rematas o siempre vuelven. Y le sobraron con doce minutos para recuperarse del susto inicial. Se adueñaron del ‘tempo’ de juego a base de ejecutar lo que mejor hacen: ser solidarios, asfixiantes y contundentes en defensa y buscar con tranquilidad la mejor opción en el campo rival. Con un Spanoulis en formato tirador (tres triples consecutivos) llegó a tomar seis puntos ya en el tercer cuarto. Entonces, el Madrid se dio cuenta de que esta era la final que le tocaba jugar, no la del primer cuarto, intentando esperar su momento, aguantando un ambiente hostil y un arbitraje permisivo, al nivel que les gusta imponer a su rival.
Los minutos pasaron golpe a golpe, con Bartzokas y los suyos en su salsa y tocando el triunfo de la mano del mejor jugador de la Euroliga y con un espeso Madrid sumando a base de sufrimiento y tiros libres. A este ritmo, el campeón se hizo cada vez más fuerte.
En este escenario, el Madrid dejó de ser competitivo, porque el Olympiacos sí que es mejor en este juego, pero fue el conjunto blanco el que se dejó llevar a él y Spanoulis se encargó de rematarle. El sueño de la ‘novena’, 18 años después, se esfumó y se convirtió en drama, mientras que los griegos se convierten en el único equipo junto al Maccabi que revalida el título en los últimos 22 años.