Griñán reta a Zoido a hacer pública su renta y decir si cobra sobresueldos

La corrupción sigue siendo arma arrojadiza entre PP y PSOE. Los papeles de Bárcenas con los sobresueldos a los dirigentes del PP y los ERE con varios cargos del PSOE imputados por fraude de fondos públicos sirve de munición cada dos por tres en la pelea política, aunque ya ni se mencionen los casos. Así ocurrió ayer en el Parlamento andaluz. José Antonio Griñán retó al presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, a hacer pública su declaración de la renta y a aclarar si cobra sobresueldos de su partido por sus cargos orgánicos. Era una mención velada a los papeles de Bárcenas con la intención de sembrar dudas sobre Zoido tras manifestar este que el Gobierno de Griñán no solo se caracteriza por la «pasividad y la radicalidad», sino también por la corrupción. «Uno de cada tres casos de corrupción en España es de Andalucía», aseveró.

«No ha dicho si ha cobrado sobresueldos», inquirió Griñán bastante molesto en su última réplica, es decir, cuando ya Zoido no podía responderle. Griñán ya utilizó esta táctica hace dos años en el Parlamento, cuando exhibió de forma sorpresiva su declaración de la renta y retó a Javier Arenas, entonces su oponente en el PP, a hacer pública la suya en un golpe de efecto que tuvo consecuencias. Javier Arenas acabó mostrando su declaración y se supo que en 2010 ingresó por su actividad política 58.000 euros más que el presidente de la Junta (85.000 euros), en parte porque percibía 95.674 euros como sobresueldo de su partido para gastos de representación.

El PP respondió ayer a preguntas de este periódico que Zoido no contestará a Griñán sobre los sobresueldos y si va a hacer pública su declaración de la renta, que por ley está registrada en el Parlamento bajo custodia del letrado mayor. «Estamos esperando que el presidente de la Junta nos muestre las facturas de 1,2 millones de euros en protocolo, viajes y comidas», dijeron como única respuesta. Zoido ya declaró el pasado febrero, cuando estalló el escándalo Bárcenas, que él no ha cobrado sobresueldos del partido. También dijo entonces «poner la mano en el fuego por Javier Arenas» sobre el asunto.

El presidente acudió a la sesión de control a defender su decreto contra la exclusión social de los más vulnerables por los efectos de la crisis y a reiterar su propuesta de diálogo al presidente del Gobierno para extender la iniciativa al resto del país. Griñán comunicó que ya ha enviado la carta en la que pide una entrevista a Rajoy que desemboque en una Conferencia de Presidentes que aborde una estrategia general contra la pobreza.

Medidas atrevidas

En sus cuatro intervenciones -dos con Zoido y las otras con el portavoz de IU, José Antonio Castro, y el del PSOE, Francisco Álvarez de la Chica- Griñán insistió en poner en valor las medidas sociales, educativas y sanitarias de Andalucía como ejemplo de «otra forma de hacer política», en referencia constante a los gobiernos del PP. En su opinión sus propuestas del decreto contra la exclusión social son «modestas», pero también «atrevidas, porque impugnan el orden establecido, luchan contra el aumento de las desigualdades y no ocultan que hay exclusión social».

Griñán hizo constantes alusiones a la política de Rajoy, de quien lamentó que hiciera «oídos sordos» a la propuesta de pacto de Alfredo Pérez Rubalcaba y del resto de partidos. «No hay nada que le permita sacar pecho y considerar que estamos en el buen camino», dijo.

Juan Ignacio Zoido estuvo contundente. Recordó a Griñán que Andalucía tiene la tasa de paro más alta de España (36%) y le acusó de no haber tomado ninguna medida para crear empleo. «Usted no ha ofrecido empleo, sino beneficencia», dijo en alusión al decreto contra la exclusión social que garantiza tres comidas diarias a niños pobres, medidas que Zoido compara con la Cuba de Castro o la Venezuela de Chaves.

Zoido volvió a calificar a Griñán de soberbio y se preguntó cómo puede dar lecciones de pactos a Rajoy si «no es capaz de llegar a acuerdos con la oposición» y tampoco de recibir a los alcaldes de las capitales. También le acusó de utilizar sus propuestas de pactos como «estrategia en su propio beneficio» e insinuó su interés en arrebatarle su lugar a Rubalcaba como líder del PSOE.