El veto para cargos públicos amenaza a Berlusconi tras una nueva condena
La ratificación de la pena por fraude del 'caso Mediaset', con cinco años de inhabilitación, tensa aún más la crisis política en Italia
ROMA. Actualizado: GuardarLos tribunales vuelven a poner a Silvio Berlusconi contra la pared y puede pasar cualquier cosa con sus intentos para defenderse a toda costa de una condena definitiva. La sentencia de segunda instancia de ayer en el 'caso Mediaset', cuatro años de cárcel por un fraude fiscal de siete millones en la compra de derechos televisivos entre 2002 y 2003, obliga a Berlusconi a abonar ya 10 millones a Hacienda junto a otros tres condenados. Al margen de consideraciones morales o políticas, que nunca han suscitado mucho interés, es una de las más peligrosas que han golpeado al magnate: los cuatro años se quedarán en tres gracias a un indulto, pero la pena incluye una inhabilitación de cinco años para desempeñar cargos públicos y de tres para puestos en sociedades.
La resolución, que en primera instancia hablaba de la «natural capacidad para delinquir» del ex primer ministro y un «imponente» mecanismo de evasión fiscal para desviar dinero a sus cuentas en paraísos fiscales, sólo será definitiva con el fallo del Supremo. Llegará en un año, como pronto, pero la ratificación en pleno de la primera sentencia no presagia cambios, aunque en Italia todo es posible, y la inhabilitación para el poder sería letal para él. Da de lleno en su línea de flotación, además de plantear un complejo dilema, pues 'Il Cavaliere' no es un concejal de pueblo, sino el líder del centroderecha. «Está fuera de toda lógica», replicó su abogado, Niccolò Ghedini, que acusa al tribunal de Milán de estar politizado.
El problema es que, de rebote, también pueden surgir graves desórdenes en la política italiana en un momento muy delicado. De entrada pone en riesgo la estabilidad y la duración del nuevo Gobierno de Enrico Letta, frágil alianza de derecha e izquierda en la que ya hay tensiones y donde Berlusconi empieza a quitarse la careta con amenazas de mandarlo todo a paseo. Aunque en las últimas semanas se hiciera el estadista responsable y el padre constituyente, moviéndose aparentemente en el plano del interés general, se preparaba para su calendario particular. Tenía claro que le esperaba una serie de sentencias explosivas: en breve caerá la del 'caso Ruby' por prostitución de menores. Su partido, de hecho, lamentó ayer que los jueces no se hayan amoldado al «clima de pacificación» que representa el Gobierno.
Trucos legales
Es decir, con este fallo se entra de nuevo en el gran conflicto de fondo del pulso entre Berlusconi y la Justicia desde hace dos décadas que ha marcado la democracia italiana: el choque de la legitimidad popular en las urnas con el peso de la ley y la igualdad de los ciudadanos ante ella. 'Il Cavaliere' lo plantea como una persecución de jueces comunistas que pretenden subvertir la voluntad popular, por la incapacidad de sus rivales para vencerle en unas elecciones. Ahora su tentación será volver a las urnas como un desafío, para hacerse absolver por el pueblo. Que siempre lo ha hecho.
En los comicios de febrero perdió seis millones de votos con el peor resultado de su historia y su partido quedó tercero, pero la victoria del PD fue coja, sin mayoría en una cámara, y tras un bloqueo de dos meses ha salido vencedor de la crisis. Ahora es el primero en los sondeos. Entretanto es probable que dispare su presión sobre Letta para garantizarse una salida de emergencia. Siempre se le ocurre algún truco legal. Letta ha advertido desde el primer día que este insólito Ejecutivo entre enemigos no se mantiene «a cualquier precio», pero ahora deberá demostrarlo. Berlusconi también mueve sus hilos para arreglarse la vida con un nombramiento como senador vitalicio, y piensa también en ser elegido jefe de Estado para suceder a Napolitano si abandona antes, a sus 87 años.
Hay otra posible sorpresa a la italiana que puede dar un vuelco al juicio. El Constitucional aún debe pronunciarse sobre un conflicto de atribuciones presentado por Berlusconi en marzo de 2010, cuando era primer ministro y los magistrados denegaron una de sus continuas peticiones de aplazar el juicio por sus compromisos institucionales. Si el tribunal, que decidirá en unas semanas, le da la razón todo el proceso debería volver a comenzar desde donde estaba hace tres años. Significaría la prescripción del delito, que llega en 2014, y Berlusconi se habría salvado una vez más.