Un ataque terrorista libera a más de un centenar de presos en Nigeria

El grupo terrorista Boko Haram acaba de llevar a cabo uno de sus golpes más espectaculares desde que inició su insurgencia en el norte de Nigeria, hace ya cuatro años. Los terroristas asaltaron el martes el cuartel militar, el cuartel de Policía y la prisión de la ciudad de Bama, en el noroeste del país, provocando la muerte de 55 personas y liberando a 105 reos en una operación en la que tomaron parte unos doscientos guerrilleros.

El ataque se produjo a las cinco de la madrugada, cuando el muecín llamaba a la oración en un área de mayoría musulmana, y comenzó con un tiroteo indiscriminado en el que perecieron una mujer y tres niños. La población iniciaba su actividad habitual en el momento en el que aparecieron numerosos 'pick ups' y autobuses urbanos ocupados por hombres armados que se dispersaron frente a los diversos objetivos e, inmediatamente, comenzaron a disparar. Además de las mencionadas instituciones, los guerrilleros lanzaron ráfagas contra un juzgado de instrucción y un centro de salud.

Muchos de los recién llegados vestían uniformes del Ejército y, además de armas ligeras, portaban lanzagranadas, según informaciones de los diarios locales. Después de cinco horas de enfrentamientos, la comisaría resultó completamente destruida, con un balance de 22 víctimas mortales. Los guerrilleros también ocuparon la cárcel, donde perdieron la vida 14 funcionarios, entre ellos el director y el médico del centro, y hay constancia de que se produjeron ejecuciones sumarias. Al menos 13 insurgentes perecieron en la lucha y uno fue capturado por los soldados, que también sufrieron dos bajas.

La magnitud de la operación, por el número de efectivos implicados y la ambición de los objetivos, pone de manifiesto la escalada bélica que sufre el estado de Borno, primero de los focos de la insurrección islamista. El suceso de Bama tiene lugar tan sólo tres semanas después de un asalto similar contra la población de Baga, ribereña del lago Chad, en el que murieron 187 personas y más de 2.000 viviendas resultaron destruidas, lo que ha provocado miles de desplazados.