El 'landismo' según Landa
El actor habló sin tapujos en 'Alfredo el Grande', unas memorias que publicó en 2008 y que no dejaban muy bien parados a Fernán Gómez, López Vázquez o Garci
Actualizado:Fue el único actor del mundo cuyo apellido ha dado origen a un género. Alfredo Landa aparecía como el primero en renegar de las comedietas del landismo en sus memorias, que desgranó a Marcos Ordóñez en 2008 sin morderse la lengua. 'Alfredo el Grande. Vida de un cómico' (Ed. Aguilar) puede leerse como la historia de medio siglo de cine español. El sincero y a ratos descarnado recuento de las glorias y miserias de una cinematografía que, a falta de directores de genio, ha contado con actores geniales.
Landa (Pamplona, 1933) nunca ocultó que gastaba mala leche. Tras su retirada, sólo él se atrevería a desvelar la "complicada personalidad" de Fernando Fernán-Gómez, "un actor extraordinario, que al tercer whisky y sin motivo aparente se volvía hosco, agresivo y despótico, maltratando a su mujer (Emma Cohen) y al que se pusiera por delante". En sus ataques de cólera podía hacer pedazos la cinta magnetofónica de un periodista. "Ahora Fernando está muerto, y a los muertos se les canoniza rápido y pasan a ser santos de almanaque. Fernando no lo era, desde luego".
Escrito en primera persona, co mo una larga confesión de su protagonista, 'Alfredo el Grande' retrata a un hombre familiar y trabajador hasta la extenuación. Un intérprete nato ajeno al lenguaje y a las maneras del 'Método', que tras deslumbrar en el Teatro Universitario se ve casi obligado a encarnar en el cine al españolito medio, pícaro y salido, en comedias que no le merecen. Sólo en 1968 encadenó cinco largometrajes: 'Los subdesarrollados', 'No somos de piedra', 'Despedida de casada', 'Los que tocan el piano' y 'La dinamita está servida'. "Seguía saltando de película en película como quien va de cama en cama".
Su memoria no esquiva los encontronazos. Gracias a Landa sabe mos que a José Luis López Vázquez le conocen como "el Morito" en la profesión. "Siempre ha sido un hombre educado, pero con más conchas que un galápago". Cuando Manuel Summers escribió para el navarro "No somos de piedra", López Váz quez llamó al director y se ofreció para interpretarla cobrando por debajo de su caché. Gratis incluso. Landa estuvo dos años sin hablarle por robarle el papel. Gracita Morales -otro icono de nuestro cine- cometió el único error en el que jamás debe caer un cómico: se lo creyó. "Era encantadora y se fue convirtiendo en una mujer caprichosa, despótica, intratable. Podía llegar a un rodaje y decir "a ese que lo echen, que me cae mal". Se puso muy mal de los nervios y dejaron de llamarla porque no cumplía y no la aguantaba nadie. Acabó con una enfermedad muy jodida de la cabeza que la convirtió en una sombra de sí misma".
Sin acritud, el protagonista de 'El crack' reparte estopa con la tranquilidad de quien está de vuelta de todo. Su vecino de San Sebastián Antxon Eceiza le dirigió en 'De cuerpo presente', uno de los primeros intentos de explorar su faceta dramática. "Entrabas en el plató, te imaginabas el peor sitio para poner la cámara, y no fallaba, ahí la había plantado". Aguantar a Imperio Argentina en 'Tata mía' toda vía le causa pesadillas. "Un monstruo de persona. Un horror. Una niña malcriada. Una diva en el peor sentido de la palabra. Me dicen 'Tata mía' y se me abre una úlcera". Una "intrigante" Pilar Miró, el "caótico" Luis García Berlanga y un "egoísta" Tony Leblanc también reciben collejas.
90.000 pesetas al mes
Feliz en su vida de jubilado entre Madrid, San Sebastián y Marbella, Landa reservaba el pudor para hablar de su familia. Su mujer, Maite -cincuenta años juntos-, y sus tres hijos, Idoia, Alfredico y Ainhoa. Hace cuatro años superó un cáncer de colon, y desde entonces trataba de caminar todos los días una hora. No renunció a las partidas de mus, los martinis y las tertulias con los amigos, a las que nunca invitó a su bestia negra: José Luis Dibildos. En 1967, el productor le tentó con un contrato que el actor firmó sin leer. Durante tres años cobraría 90.000 pesetas al mes... sin ver un duro de las ganancias de las películas. Landa pensó en contratar a un matón para cargarse al marido de Laura Valenzuela.
'Alfredo el Grande' también solucionaba uno de los últimos misterios del cine español: su desencuentro con Jose Luis Garci, el realizador que le supo ver como el duro detective de 'El crack' y el ejecutivo desencantado de 'Las verdes praderas'. Los dos grandes amigos dejaron de hablarse cuando Garci, que lleva años dado de baja en la Academia, se negó a entregarle el Goya honorario.
Aquella noche del reciente 3 de febrero, Alfredo Landa ponía un nudo en el estómago a los españoles al balbucear incoherencias durante diez minutos cuando recogió su segundo Goya de la noche. "No lo he pasado peor en mi vida. Perdí el control de mis nervios. Y no, no me había tomado ningún tranquilizante". El presidente Zapatero le halagó al día siguiente con un telegrama y una caja de whisky irlandés. En la etiqueta, en vez de 'Jameson' ponía 'Landason'.