La campaña paquistaní se abona a la desgracia
El favorito para liderar una futura coalición de Gobierno, Imran Khan, cae de cabeza desde una plataforma antes de un mitin
Actualizado:Imran Khan se disponía a afrontar su enésimo mitin electoral y el lugar elegido era Lahore, capital de la estratégica región de Punjab, corazón cultural de Pakistán y principal centro de voto. Jugaba en casa y ante un público entregado, pero cuando estaba a punto de llegar al escenario para dirigirse a la multitud cayó desde una altura de cinco metros junto al resto de acompañantes que abarrotaban el pequeño elevador.
Su caída logró silenciar al instante a los seguidores del Pakistan Therik Insaf (PTI, siglas de Partido de la Justicia de Pakistán), que temieron por la vida del excapitán de la selección nacional de críquet metido en los últimos años a político, que abandonó el lugar en brazos de sus ayudantes y con el rostro ensangrentado, según las imágenes difundidas por canales como GeoTV. Con el paso de las horas distintos portavoces del partido señalaron que Khan, de 60 años, se encontraba fuera de peligro, pero que había perdido mucha sangre y debía pasar la noche en observación.
El PTI no es el principal favorito para ganar las elecciones del sábado, pero los analistas paquistaníes consideran que puede resultar clave a la hora de plantear las futuras coaliciones para formar Gobierno y no descartan al propio Khan como nuevo jefe del Ejecutivo. Hace 17 años que este exdeportista con fama de playboy y miembro de una familia acomodada pastún de Lahore inició su carrera política, pero es en estas elecciones cuando cuenta con auténticas posibilidades de lograr un buen resultado. Atrás quedan los comicios de 1996, cuando logró un único escaño en el Parlamento de aquel Pakistán liderado entonces por uno de sus mayores enemigos, Pervez Musharraf, hoy en arresto domiciliario después su regreso al país con la intención precisamente de participar en las elecciones; un propósito luego frustrado por los tribunales.
Khan se pasó a la política apenas cuatro años después de dejar el deporte de elite. Con una vida repartida entre la capital británica y Lahore, empleó ese tiempo en abrir un hospital para la lucha contra el cáncer -una enfermedad que acabó con la vida de su madre-, y que ahora se ha convertido en el mejor centro del país. Allí fue evacuado después de la caída previa al mitin electoral de su partido.
Sus detractores le acusan de populista y sus seguidores sueñan con que el capitán que les llevó a conquistar la Copa del Mundo de 1992 guíe pronto al país y logre crear ese «nuevo Pakistán» al que se ha referido en los innumerables mítines que ha celebrado durante la campaña.
Atentados diarios
La caída de cabeza de Khan a tan sólo dos días del cierre de campaña -en Pakistán las jornadas del jueves y el viernes son de reflexión- relegó a un segundo plano informativo los atentados que se han convertido en algo cotidiano en una carrera electoral en la que la violencia ya se ha cobrado más de cien víctimas mortales, según los cálculos del diario Dawn.
Al menos 17 personas perdieron la vida en la penúltima jornada de actos políticos en Pakistán. El terror volvió a dejar su sello y esta vez eligió dos mítines al noroeste del país. Un primer atentado causó al menos doce muertos y se produjo en Hangu, ciudad de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa. El objetivo del kamikaze fue un candidato local del partido islamista Jamaat e Ulema e Islam liderado por Fazlur Rehman (JUI-F). Una fuerza que ha sufrido dos ataques en las últimas 48 horas que han dejado al menos 35 muertos.
El segundo atentado fue contra un mitin del Partido Popular de Pakistán (PPP) en el distrito de Bajo Dir y al menos cinco personas perdieron la vida. La violencia que no cesa costó además la vida al hijo de un candidato local islamista en Alto Dir cuando el vehículo en el que viajaban ambos fue alcanzado por la explosión de una bomba.