El set del Madrid aplaza el alirón azulgrana
Victoria 1.000 de los blancos en casa, gol 200 de Cristiano, lesión de Özil y set a un Málaga que acusó las expulsiones de Sergio Sánchez y Demichelis
MADRIDActualizado:Extraña noche en el Bernabéu, con polémica arbitral, sonoros pitos al imperturbable José Mourinho, ovación de gala a Casillas y Cristiano, alguna pancarta alusiva al técnico portugués retirada por la seguridad privada y aluvión de goles en un duelo desencorsetado. Triunfo 1.000 de los blancos en casa y gol número 200 de CR7, que ingresa en un selecto club de artilleros al que solo pertenecían Di Stéfano, Puskas, Santillana, Hugo Sánchez y Raúl . Típico choque para el disfrute del aficionado, salvo el malacitano, pero de los que desagradan a los entrenadores que aman la táctica y exigen control. Puro desenfreno, lo que equivale a una goleada garantizado de un Madrid que desenvuelve como nadie en los duelos rotos, desgobernados en el centro del campo y disputados en las áreas.
Los de ‘Mou’ y los de Pellegrini, también aplaudido en su vuelta a casa porque se echan de menos su educación y mesura, solo buscaron el ataque y descuidaron sus defensas. El Madrid no tiene nada que guardar a estas alturas de temporada, puesto que la Liga es un imposible por más que encadene seis victorias consecutivas y aplace una semana tras otra el alirón del Barça, y ya se emplea sin ataduras, casi a lo que salga. Y sus futbolistas son excelentes si disfrutan de espacios y corren más hacia adelante que hacia los dominios de Diego López. Y para el Málaga, disminuido por la expulsión de Sergio Sánchez en el penalti que cometió sobre Cristiano a los veinte minutos, solo una victoria le hubiera servido para apurar sus opciones de ‘Champions’. Tenía la obligación de arriesgar, incluso en inferioridad. Se agradece su actitud. Puestos a caer, mejor no ser mezquinos.
Entregados a Cristiano
No hubo apenas vigilancia ni en los balones parados. Nada más empezar, Albiol, que suena como refuerzo para el Atlético, se elevó para cabecear tras un córner. Devolvió la moneda el Málaga poco después. Tocó Lugano y remató a placer Santa Cruz. La estrategia defensiva, un mal endémico del Madrid, cada día más entregado a Cristiano, a sus galopadas, a sus disparos y a esas celebraciones demostrativas de que quiere seguir en Chamartín y le importa un bledo el futuro de ‘Mou’. El delantero portugués es un buscavidas extraordinario. Forzó un penalti y la expulsión del defensa, pero lo falló. Lanzó con tal violencia que Caballero se lesionó al desviar el balón con el pie. Aguantó el portero argentino hasta casi el descanso, pero tuvo que ser reemplazado por el gordo Kameni. Antes, se equivocó al tapar mal el lanzamiento a bocajarro de Cristiano, tras una supuesta infracción por cesión de Camacho al portero que más bien pareció un mal control. Ronaldo la puso en la escuadra pero Willy le dejó el hueco porque tapó lo que ya defendía su barrera.
En un contragolpe magnífico, Özil firmó un gran recorte antes de colocarla son sutileza. Los culés asumieron entonces que debían esperar. El golazo de Antunes, fruto de un disparo enorme desde fuera del área, le dio vidilla al partido. Un espejismo. El choque solo se frenó cuando Willy se lanzó al suelo y pidió irse a la ducha. Ya con el guardameta camerunés, Cristiano recogió un balón al límite del fuera de juego y le regaló el gol a Benzema. Solidario el luso, que bajó el ritmo tras el descanso. Modric, cada día más querido por la exigente grada, firmó la ‘manita’ con un lejano disparo. Oportunidad para el joven Fabinho y minutos de la basura, con el Málaga ya con nueve por la expulsión de Demichelis y el Madrid con diez porque Özil se lastimó un tobillo y ‘Mou’ ya había realizado los tres cambios. Duda que se suma a Sergio Ramos para la final de Copa. Y con ‘Mou’ ya camino de los vestuarios, Di María cerró el cómodo set.