El amo de las tinieblas
Muere a los 94 años Guilio Andreotti, que se lleva a la tumba los secretos más oscuros, de la complicidad oficial con la Mafia a los grandes crímenes
ROMA.Actualizado:La muerte de Giulio Andreotti, ayer en su casa de Roma a los 94 años, obliga a Italia a mirar el retrovisor con vértigo. No tanto por asomarse a medio siglo de historia, sino porque debe revisar su parte más oscura, llena de terribles misterios. 'Belcebú' se lleva a la tumba casi todos ellos. El siete veces primer ministro empezó en política directamente en el Gobierno con 27 años en 1946, apadrinado por Pío XII, cuando se ponía en pie la república italiana. Se convirtió en uno de sus arquitectos, hasta caer con ella en 1992 con su último Ejecutivo, cuando la corrupción se llevó por delante su partido, la Democracia Cristiana (DC), y todo un sistema.
Es curioso que alguien que nunca pensó a largo plazo, experto en tacticismo y en clientelas, haya sobrevivido tantos años. La herencia mayor de un modelo viciado es la deuda pública que dejó en 1992, ese 104% del que Italia nunca se ha recuperado y que sigue pagando.
En realidad Andreotti es un hombre clave de la Guerra Fría, y se apagó con ella. Volcado en evitar el peligro comunista, un «secretario de Estado permanente del Vaticano», como le llamó Cossiga, ha representado como nadie una forma maquiavélica de ejercer el poder. Ayer todos elogiaban al estadista, igual que en vida, pero la historia puede ser severa con él. En la memoria colectiva y en los datos que han sacado a la luz sus procesos es el señor de la tinieblas de Italia. Para perpetuarse ha pactado con el diablo, se ha mezclado con la Mafia a los servicios secretos ilegales o el poder paralelo de la logia masónica P-2. Casi todos los misterios italianos pasan por él y esto eclipsa sus logros políticos, que no se recuerdan, salvo el suyo personal de haber sobrevivido siempre.
«Andreotti no ha robado, pero ha hecho todo lo demás», decía hace años Beppe Grillo cuando solo era cómico. Tampoco es cierto, pues en 2009 se descubrió que tenía una cuenta secreta en el IOR, el polémico banco vaticano, por donde pasaron 26 millones de euros de financiación ilegal de partidos y fuentes desconocidas de 1987 a 1993. Grillo remataba su broma diciendo que Andreotti llevaba la caja negra de los misterios de Italia en la joroba. Su aspecto físico, encorvado, sibilino, frágil, ha alimentado la leyenda de su aire luciferino.
Se pueden contar muchas anécdotas graciosas de Andreotti, sus frases redondas («El poder desgasta a quien no lo tiene», «Pensar mal del otro es pecado, pero se acierta»). Pero lo que Italia debe afrontar es su historia secreta, que también da miedo. Andreotti ha sido ministro de todo, pero entre 1959 y 1974 fue ocho veces titular de Defensa. Conoce perfectamente el reciclaje de fascistas y neofascistas en los servicios secretos y con él se crea un grupo ilegal, descubierto en 1998, llamado 'Anello', empleado para trabajos sucios en las cloacas. Por ejemplo, en 1977, para hacer huir al nazi Herbert Keppler, autor de la masacre de las Fosas Ardeatinas, 335 civiles fusilados.
Otra fuente del poder de Andreotti está en Sicilia, donde establece un pacto con Cosa Nostra que le da sus votos a cambio de protección. Lo dijo el Supremo italiano en 2004: «Andreotti ha cultivado relaciones amistosas con los capos mafiosos. Les ha pedido favores. Les ha encontrado». Fue una sentencia salomónica a la italiana: quedó probada su complicidad hasta 1980, por desgracia prescrita, pero no después. Se celebró como una absolución, pese a que Andreotti mintió 23 veces y fue condenado a pagar los costes.
Lo que ocurrió en 1980 es que la Mafia asesinó al presidente democristiano de la región, Piersanti Matarella, hostil a Cosa Nostra. Andreotti lo sabía antes y negoció para impedirlo en una reunión con el gran capo Stefano Bontate. Naturalmente, dentro de su predilección por los cauces no oficiales. Desde entonces, se supone, empezó a desvincularse de los mafiosos. Pero en 1992 el juez Falcone logró la histórica sentencia contra la Mafia del 'maxiproceso' y Cosa Nostra se vengó de sus aliados políticos, que habían traicionado su pacto. En marzo asesinó a Salvo Lima, el hombre de Andreotti en Sicilia y empezó su declive final. Que fue apoteósico: el 23 de mayo de 1992 estaba a punto de ser elegido presidente de la República cuando Falcone fue asesinado con su mujer y su escolta en un gran atentado.
Toda la clase política, aunque aún no había un solo indicio judicial público contra Andreotti, sabía que después de eso no podía elegirle a él. A partir de entonces vegetó como senador vitalicio y se dedicó a asistir a sus juicios.
Todo al aire
Empezó a destaparse todo. El gran 'arrepentido' de la Mafia, Tommaso Buscetta, había dicho en 1984 a Falcone que no iba a hablar de las complicidades políticas porque le iban a tomar por loco. Pero en 1992 rompió su silencio: «Solo digo un nombre, Andreotti». A partir de 1996 emergió otro oscuro trozo del pasado, el asesinato del periodista Mino Pecorelli en 1979. Andreotti llegó a ser condenado a 24 años en segunda instancia, pero fue absuelto en 2003. Sin embargo surgieron inquietantes sombras que aún esperan explicación. Es una locura contarlo todo: empieza con el secuestro y asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas (BR) en 1978.
Moro se sintió abandonado por su partido e intuyó que querían librarse de él. En un famoso memorial, oculto hasta 1991, contó todo lo que sabía de trapos sucios y cargó contra Andreotti, por sus relaciones con la P-2 y el banquero mafioso Michele Sindona. En pleno escándalo del IOR, Andreotti defendió a Sindona hasta el final, pues chantajeaba al poder con sus secretos, hasta que acabó envenenado en prisión. El abogado encargado de liquidar el banco de Sindona, Giorgio Ambrosoli, fue asesinado y en 2010 Andreotti soltó una frase increíble que le retrata: «Se lo andaba buscando».
La tesis de un intento abortado de liberar a Moro le tiene como principal acusado. Dos personas tenían el memorial de Moro: el general Della Chiesa, que lo descubrió y se lo entregó a Andreotti, y el periodista Mino Pecorelli, que empezó a publicar insinuaciones. Pecorelli fue asesinado en 1979. Della Chiesa, el vencedor de las BR, fue enviado a Palermo a luchar contra la Mafia en 1992, pero fue abandonado a su suerte. Antes de irse le advirtió a Andreotti que iría a por sus hombres de la DC en Sicilia. Fue asesinado en un atentado.
Son sombras que pesan como losas sobre la figura de Andreotti y la conciencia de Italia.