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La viuda del piloto valenciano Ricardo Tormo, Carmen Trillo (i), junto a Angel Nieto, despues de entregar la Derbi que su marido arregló y que Nieto utilizó en el Mundial de 1978./Paco Torrente (Efe)
Historia

De dioses y hombres sobre la moto

La historia del motociclismo español cuenta con varios enfrentamientos entre compatriotas donde la búsqueda de la gloria acarrea el olvido para el perdedor

LUIS F. GAGO
MADRIDActualizado:

La batalla perdida por Jorge Lorenzo ante Marc Márquez en Jerez no es más que un punto y seguido en el anecdotario del motociclismo español. El balear prefirió no hablar en caliente. Por lo que pudiera decir. Quien calla otorga, se suele comentar. Sobre todo si es alguien que hizo algo similar, en el mismo lugar, cuando tenía 13 años. No querrá recordar que en ese reviro que hoy lleva su nombre por firma tiró en la Copa Aprilia de 1998 a su amigo Joan Olivé. En aquel momento sí habló, demostrando ser ya un pequeño semidiós con desparpajo. «Hemos llegado en paralelo y se ha caído. Así son las carreras», mencionó antes de ser contestado por el subcampeón del momento: «Tiene que ser más deportivo». Quién sabe si fue por aquella victoria, pero ahora el primero es famoso, mientras el segundo es un recuerdo efímero. Porque, tal y como ha demostrado la historia, no hay nada más español que enfrentarse contra alguien de la misma nacionalidad a cuerpo descubierto y después pisotear la memoria.

La no-foto 'finish' del 12+1

La primera fisura en el mundo del motor entre paisanos españoles ocurrió en Silverstone durante 1982. Ángel Nieto y Ricardo Tormo se disputaron el gran premio inglés con las mejores motos del momento. Tanta igualdad había que en la línea de meta entraron a la par. No existía la famosa 'foto finish' por aquel entonces, así que los jueces decidieron escoger el camino más sencillo: dieron la victoria al loado campeón zamorano. El camino hacia el Olimpo del motociclismo se allanaba para él.

Un ángel caído llamado Garriga

El nombre de Joan Garriga, para muchos aficionados está asociado a un trágico destino. Para este piloto barcelonés, de cabellos rubios como el arcángel Gabriel, el Mundial de 250 de 1988 fue un momento crucial en su carrera. Para mal. En su lucha encarnizada con el enemigo más acérrimo que tenía, Sito Pons, terminó perdiendo. Aquella derrota de otro James Dean con corazón rebelde lo llevó al abismo de las malas decisiones, hacia las drogas y a pasarse dos años en prisión.

Ni el Rey puede mediar

Quince años después del enfrentamiento entre Joan y Sito, el espectador empezaba a echar en falta esa guerra de guerrillas tan característica de lo hispano. Así que los directores de marketing de las franquicias más importantes vieron en Lorenzo y Pedrosa la oportunidad para retomar viejos hábitos. Aprovecharon la imparcialidad de 2005 para abrir la caja de Pandora. De nuevo en el cuarto de litro, entre toques y casi caídas, hubo tiempo para declaraciones intempestivas. Ni el rey Juan Carlos, durante su presencia curiosamente en Jerez, logró que se dieran la mano de manera afectuosa y sincera.

La primera de Márquez

Lo acaecido en el trazado jerezano por Márquez ante Lorenzo no es más que la confirmación de lo aguerrido que es el de Cervera. Lo demostró el año pasado, ante su némesis Espargaró. Adelantamientos al borde de la legalidad, mala praxis y de nuevo directores con afán de protagonismo. Todo estalló en Montmeló, entre denuncias, caídas y recriminaciones. No se hablan desde entonces. La MotoGP vitorea ahora a Marc; Pol se quedó con la indiferencia de la Moto2.

Un enemigo común

Si bien es cierto que, parafraseando a Borges, la anarquía con sangre es lo que más gusta entre españoles, tampoco lo es menos que cuando hay un adversario extranjero común, el resto se unen a la causa dejando al margen sus diferencias. Lo pudo comprobar Sete Gibernau en 2004 ante el enemigo público número uno español del siglo XXI: Valentino Rossi. En la curva de Lorenzo, de Márquez, de Olivé, en ese mismo lugar, el debut de 'Il Dottore' con Yamaha tras abandonar Honda fue traumático para el catalán, quien chocó y perdió el primer puesto en el último suspiro. No saludó al italiano tras la carrera. Ni cuando cenaron en la misma mesa tres años después.

Sobre los italianos y españoles

Desde los años 90 se ha caracterizado al Mundial de Motociclismo por su sabor latino. La pasión, lo emocional, la falsedad, el maquiavelismo. Todos los tópicos que se presuponen al ambiente Mediterráneo se han trasladado al asfalto gracias a italianos y españoles. De ahí los enfrentamientos entre Pedrosa y Simoncelli, o Lorenzo y 'Vale'. El malogrado transalpino tuvo el sambenito de chico malo tras hacer caer el catalán en el Gran Premio de Francia de 2011 y romperle la clavícula. Un año antes, su compatriota de Urbino observó cómo se las gastan en Yamaha, cuando griparon su moto al no acatar las órdenes de equipo de ayudar a Jorge a ganar el título. Dioses sobre la moto, hombres en su orgullo.