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Benjamín Netanyahu. :: REUTERS
MUNDO

Siria amenaza a Israel con una guerra total

El segundo ataque del Ejército hebreo enerva a Damasco, que «abre la puerta a todas las posibilidades»

MIKEL AYESTARAN
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El monte Casium en llamas. Esa es la imagen que vieron los ciudadanos de Damasco durante toda una noche de explosiones en esta montaña, uno de los símbolos de la capital convertido en una enorme base militar por el régimen desde el estallido del alzamiento contra Bashar el-Asad. Los aviones de Israel violaron el espacio aéreo sirio por segunda vez en las últimas 72 horas para atacar «un convoy con misiles destinados a Hezbolá», según fuentes diplomáticas occidentales citadas por Reuters.

Los medios sirios informaron de que el objetivo de los misiles israelíes fue el centro de investigación científica de Jemraya, el mismo que presuntamente atacaron en enero, y se limitaron a mostrar algunas imágenes de las llamas en plena noche. Como ocurrió aquel 30 de enero o el viernes tras el bombardeo del aeropuerto internacional de Damasco, apenas se difundieron imágenes, no hubo un balance de bajas y los medios oficiales se limitaron a vincular estas agresiones con «un claro intento por aliviar la presión creciente sobre los grupos terroristas armados tras los duros golpes que han recibido a manos del Ejército».

La agencia Sana hizo públicas dos cartas que Damasco envió inmediatamente al presidente del Consejo de Seguridad y al secretario general de la ONU denunciando la operación aérea y advirtiendo de que si Israel continúa sus «actos de agresión», podría llevar a toda la región a «una guerra que amenace la paz y la seguridad internacionales». La reacción oficial en Damasco corrió a cargo del ministro de Información, Omran al-Zubi, quien aseguró que «esta agresión abre la puerta a todas las posibilidades» e insistió en que el ataque «confirma el vínculo entre los grupos de ideología radical islámica e Israel». La opositora Coalición Nacional Siria también condenó los ataques del Estado hebreo, al que acusó de estar «aprovechándose» del conflicto en su propio beneficio, sin olvidarse de El-Asad, al que consideran «complice» de todo lo ocurrido por «debilitar al ejército sirio en una batalla perdida contra el pueblo sirio».

La noticia se pudo seguir en directo vía Twitter o Facebook, auténtica vía de escape para los habitantes de la capital durante esas horas de enorme confusión. Los primeros mensajes hablaban de «terremoto» o de «noche blanca» por el efecto de las continuas explosiones e incluso se llegó a especular con un ataque contra el palacio presidencial, situado a las faldas del Casium, y la caída de uno de los aviones israelíes alcanzado por el fuego de las defensas antiaéreas.

Además del presunto envío de misiles a la milicia libanesa de Hezbolá, distintos medios árabes, citando fuentes opositoras, aseguraron que Israel también atacó posiciones militares del régimen lo que supondría la primera acción militar directa para debilitar a El-Asad. Entre los lugares alcanzados se encontrarían posiciones de la Cuarta División que gobierna Maher el-Asad, hermano del presidente que lidera la unidad más fiel y temida de las fuerzas armas, y un importante depósito de armas de la Guardia Republicana, cuerpo de elite que se encarga de la defensa de la capital.

«Actos inhumanos»

La entrada en juego definitiva de Israel introduce nuevas variantes en el complicado panorama de Siria después de más de dos años de conflicto. Desde el Estado judío no hubo confirmaciones oficiales sobre lo ocurrido y el primer ministro, Benyamin Nentanyahu, ni siquiera canceló el viaje que tenía previsto a China y partió tras una reunión de más de tres horas con su gabinete de seguridad.

Pese a la fuerte presencia de grupos extremistas en suelo sirio, Hezbolá es la gran amenaza para el Estado judío. Israel tiene la oportunidad de acabar con la conexión siria que permitía el suministro de armas a la milicia del Partido de Dios desde Irán y no parece dispuesto a dejar pasar la oportunidad.

Irán, gran aliado diplomático de Damasco y creador de Hezbolá, condenó el ataque y no tardó en mover ficha. El ministro de Exteriores anunció un viaje a Jordania para «tratar de buscar una solución dialogada» a la crisis siria y el responsable de Defensa, Ahmad Vahidi, declaró a la agencia Fars que «los actos inhumanos del régimen sionista fortalecerán las olas de antisionismo en la región y acortarán la vida de ese régimen falso» y aseguró que el ataque se produjo «con el visto bueno previo de EE UU». Pese a este tipo de respuesta altisonante, el general Ahmad Reza Pourdastan, comandante del Ejército de Tierra, confesó a la agencia Irna que «no asumiremos un papel activo en las operaciones» que Siria pueda disponer para responder a Israel.