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Buteflika, durante una rueda de prensa en Madrid en 2002. :: C. B.
MUNDO

¿Se acaba la era Buteflika?

PAULA ROSAS
EL CAIRO.Actualizado:

Hasta hace muy poco tiempo, especular sobre la sucesión de Abdelaziz Buteflika, de 76 años, al frente del poder en Argelia era un tema tabú entre sus lugartenientes. Sin embargo, el accidente cerebrovascular que le mantiene hospitalizado en París desde el pasado 27 de abril ha sembrado interrogantes sobre su capacidad para hacer frente a un cuarto mandato, que él no pone en duda. Pocos en su entorno están dispuestos a desafiar su liderazgo, pero la idea se extiende en Argelia de que el momento del cambio de los viejos líderes revolucionarios a una nueva generación se acerca.

No es la primera vez que la salud del presidente sufre un revés. En 2005 y posteriormente en 2006, Buteflika fue tratado en el hospital militar Val de Grace de la capital de la antigua metrópoli de una supuesta úlcera hemorrágica. Sus médicos afirmaron entonces que el presidente se había recuperado perfectamente de su operación pero, en 2011, las filtraciones de Wikileaks desvelaron que en realidad había sufrido un cáncer de estómago, según confió un facultativo cercano al mandatario al entonces embajador estadounidense en Argel.

Por este motivo, cuando su médico, el doctor Rachid Bugherbal, afirmó con este nuevo episodio que «el presidente está en muy buen estado de salud y goza de todas sus facultades físicas y mentales», son muchos los argelinos que ponen en duda sus palabras. «Terriblemente debilitado desde 2005, el presidente hace alarde de una postura casi patética de tener que sonreír aunque sea de manera forzada ante las cámaras cuando se ve obligado por sus deberes protocolarios», escribe en el diario Al-Watan el periodista Hassan Moali, para quien su tercera legislatura ha sido un «mandato de más». Abdelaziz Buteflika inició su actual mandato en 2009, después de una reforma constitucional que eliminó el límite al número de veces que el presidente podía presentarse a la reelección. Pero también es señal, prosigue Moali, de que el mandatario, conocido por su increíble energía, «no es ni la sombra de lo que era», lo que le ha obligado a frenar en seco sus desplazamientos al extranjero.

Sin 'primavera árabe'

Cuando apenas queda un año para las próximas elecciones a la jefatura del Estado, el presidente y sus patrocinadores se han quedado sin el principal argumento que esgrimían hasta ahora para presentarse a un cuarto mandato, precisamente su energía y salud para seguir al frente del país. Sus rivales tienen claro que sólo la enfermedad podrá arrebatar a Buteflika el sillón presidencial, como señalaba esta semana Abdalá Yabala, líder del partido islamista Frente de Justicia y Desarrollo, que le retó en las presidenciales de 1999 y 2004. Buteflika, aseguraba el político en una columna en el diario Al-Jabar, ha puesto en marcha «un poderoso lobby que hará lo imposible por que continúe en su lugar». Pero para otros analistas, la era Buteflika está llegando a su final. El anuncio de su enfermedad, algo poco habitual en Argelia, busca «preparar a la opinión pública para la sucesión», explicó el politólogo Rachid Tlemcani a la agencia AFP. Los posibles candidatos para sustituirle, sin embargo, no están definidos, aunque algunos ven potencial de consenso en el primer ministro, Abdelmalek Sellal, o en el exjefe de Gobierno Mulul Hamruch.

Es difícil saber por qué la mecha de la 'primavera árabe' no prendió en Argelia, el único país del norte de África -junto con Marruecos- en el que no arraigaron las manifestaciones prodemocracia. Pero es muy posible que la memoria de la guerra civil de los años 90 del siglo pasado, que dejó más de 200.000 muertos y que los argelinos tienen grabada a fuego en su recuerdo, desanimara a muchos a arriesgarse a vivir una transición violenta. Sin embargo, las desigualdades y los problemas que desataron las protestas en sus vecinos -falta de libertades o el alto paro juvenil-, siguen latentes bajo la superficie de Argelia, donde muchos esperan un cambio de escenario.