MÁRQUEZ, LORENZO Y TECHER
Actualizado:Lo que debía ser un Gran Premio de España en el que los focos apuntaran a Pedrosa, Rabat y Viñales giró inesperadamente en un último fogonazo con el que Marc Márquez le arrebató la segunda plaza a Lorenzo. Una maniobra legal para los jueces, que no le sancionaron; atractiva para los espectadores, ávidos de adelantamientos, independientemente del riesgo que conlleven; pero muy delicada vista por y para los pilotos, que al fin y al cabo son los que se juegan el pellejo a más de 200 kilómetros por hora y manejan también sus propios códigos al estilo futbolero.
No seré quién juzgue la acción del que posiblemente sea el piloto con más talento natural en la historia del motociclismo español. Él mismo lo hizo nada más bajarse de la moto pidiendo perdón a Lorenzo. Márquez sabe que quizás eso se puede hacer, pero no se debe. La última curva del Circuito de Jerez es propicia para 'suicidas' de las dos ruedas que decidan olvidarse del freno y esperar a que otros lo hagan por él. No es el primer episodio de este tipo que hemos visto ni será el último. Ni tampoco ensalzará a Márquez como mejor piloto, aunque sí alimentará su espíritu guerrero entre aquellos que se dedican a fabricar héroes, noble ejercicio que a algunos le viene a medida, a otros les hace daño.
Porque está muy bien que más de cien mil personas se reúnan para ver a unos jóvenes manejar la potencia de una 'máquina perfecta' de dos ruedas con una destreza y una precisión de cirujano; que el ruido y el olor a rueda quemada incite a la acción, al riesgo; que la adrenalina fluya por tu cuerpo y sientas un cosquilleo especial al sentir el murmullo de la grada o el ondear de las banderas con tu nombre. Pero hay ocasiones en las que lo que debe mandar por encima de todo es tu concentración y tu cabeza. Y creo que Márquez, el niño precoz, también quiso adelantar algo que hubiera surgido de forma natural.
Pilotos aguerridos que se dejaron la vida en el asfalto. Tomizawa o Simoncelli son los últimos de la lista y en Jerez se vivió un minuto de acongoje general, el que se mantuvo inconsciente Alan Techer después de irse al suelo en Moto3. Afortunadamente todo quedó en un susto, pero mejor no añadir más riesgo a un deporte que de por sí ya encierra suficientes peligros. Márquez no se jugaba ni un título ni una victoria decisiva. Lorenzo tenía claro que no se iba a jugar una caída. Pero ha ganado un poco más de respeto.