El orgullo de ser español se desinfla
Uno de cada diez ciudadanos ha dejado de presumir de España desde 1987El auge independentista en Cataluña coincide con una mayor satisfacción con el Estado autonómico en el País Vasco
MADRID.Actualizado:No es que se avergüencen de su procedencia, pero el orgullo de los españoles está herido. Es lo que pone en evidencia el último barómetro autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En los últimos tres años el porcentaje de ciudadanos que considera su nacionalidad un motivo de honra ha descendido en más de cuatro puntos. Es más, nunca había sido tan bajo, un 80,5% frente al 84,7% de 2008, año en el que comenzó a sentirse la crisis económica; muy lejos del excepcional 91% que presumía de españolidad en 1987.
Como siempre, el desinfle va por barrios. Aunque afecta a los simpatizantes de todas las formaciones políticas de ámbito nacional, apenas es perceptible entre quienes se declaran votantes del PP. En cambio, es muy acusado entre los votantes del PSOE, tres puntos menos, y entre los de UPyD e IU, un punto cada uno. Claro que las diferencias entre estos últimos son notables. Mientras solo el 66% de los republicanos de izquierdas dicen estar muy o bastante orgullosos de ser españoles, entre quienes dieron su voto a la formación que lidera Rosa Díez ese sentimiento llega al 86,6%, un porcentaje casi idéntico al de los socialistas e inferior al 95,5% de los populares.
La evolución descendente del orgullo hispánico corre paralela a otro proceso que, desde hace meses, recogen los sondeos del CIS, el incremento, por un lado, de los partidarios de un Estado sin autonomías y el auge del independentismo, especialmente, en Cataluña. El barómetro hecho público ayer por el instituto sociológico apenas aporta nada nuevo en este sentido porque fue realizado a finales de septiembre y, con posterioridad, el propio CIS ha dado a conocer datos más recientes. Pero, en todo caso, confirma que una cuarta parte de los ciudadanos es partidaria de que España sea un país unitario y que la brecha entre quienes creen que el Estado de las Autonomías ha sido positivo y quienes consideran que ha sido negativo se ha estrechado mucho en apenas dos años. Era de más de veinte puntos en enero de 2010 y en septiembre de 2012 apenas llegaba a tres puntos (39,9% frente a 37,1%).
El sondeo tiene también la virtud de aportar datos diferenciados por comunidades, lo que permite estudiar qué ocurre con ese ánimo recentralizador en aquellas comunidades en las que el sentimiento identitario es más marcado. Un hecho llamativo es que nada tiene que ver la deriva que han tomado las cosas en Cataluña con la evolución del País Vasco.
Separatismo
Cabe tener en cuenta que la encuesta fue realizada entre finales de septiembre y principios de octubre de 2012, es decir, poco después de la multitudinaria manifestación independentista alentada por Artur Mas en la precampaña de las elecciones catalanas, y cuando estaba a punto de concluir el mandato del socialista Patxi López como lehendakari. Conforme a las cifras obtenidas, nunca había habido tantos catalanes partidarios de separarse de España, el 33,7%, mientras que entre los vascos ha aumentado considerablemente la satisfacción con el actual Estado de las Autonomías, un 42,2% frente al 33% de marzo de 2009.
Además, en Euskadi el porcentaje de quienes se manifiestan partidarios del derecho a la autodeterminación está en el 25,7%, cinco puntos menos que en febrero de 2005, cuando el 'plan Ibarretxe' copaba el debate político. Y los partidarios de una mayor autonomía han descendido doce puntos, del 32,1% al 20,2%, si se comparan con los últimos datos obtenidos por el CIS hace cuatro años.
El barómetro autonómico, el tercero realizado por el centro público en toda su historia, analiza también la percepción que tienen los españoles de las distintas cámaras legislativas. Y, curiosamente, pese al creciente espíritu jacobino, los Parlamentos regionales son los que mejor parados salen. Eso sí, como ocurre con el Congreso de los Diputados y con el Senado, son muchos más los que califican su labor de mala o muy mala que los que la creen buena o muy buena.