El Madrid muere a un gol de la gesta y cierra el proyecto
Benzema y Sergio Ramos dejaron al Madrid a un paso de la remontada
MADRIDActualizado:No estaba la ‘décima’ destinada esta temporada al Real Madrid, pero este equipo lo había prometido y permitió soñar a su afición no solo durante unos primeros veinte minutos de gran fútbol, sino en los últimos diez de heroica, en una noche que estuvo a punto de entrar en la historia de las remontadas memorables. El embrujo y la magia que se vivió en el Bernabéu gracias a los goles de Benzema y Sergio Ramos solo se frustró con el pitido final de una fase que se le hizo interminable al Borussia Dortmund. No podía faltar el orgullo del Real Madrid, que consiguió convertir el Bernabéu en un escenario de locura. Rozó el Madrid la gesta porque se quedó a un solo gol, aunque el fútbol lo pusieron los alemanes. La eliminatoria se perdió en Alemania, pero aun con la paliza de la ida, el Madrid, de la mano de sus seguidores, estuvo a punto de hacer realidad lo que parecía un imposible. El proyecto de Mourinho se cierra con los futbolistas exhibieron casta y coraje, pero al fin y al cabo fracasado, aunque se haya muerto en la orilla.
Quedó el Madrid más que malherido con el 4-1 de Dortmund y al final fue enterrado en el coliseo blanco, separado por un solo gol. El equipo de José Mourinho fue de más a menos y volvió a ser víctima de los problemas que le han lastrado durante todo el curso, pero cuando se le exigía volvió a recurrir a la épica y sus aficionados se lo agradecieron. En el momento más trascendental, cuando se trataba de evitar el fiasco de todo una etapa, volvió a caer el Madrid en las semifinales de la Copa de Europa por tercer año consecutivo, porque en la ida fue arrollado y porque en la vuelta faltó no solo continuidad en el juego y físico, sino lo inimaginable: acierto en el remate.
Era una cuestión de fe, de fútbol y de espíritu, pero también de eficacia, y tuvo el Madrid prácticamente todo lo exigido durante un espectacular arranque de partido en el que el excelso juego de los blancos hizo temblar al Borussia Dortmund y reforzó sus esperanzas, porque era necesario creer en la utopía. Al ataque, con su once más ofensivo, con un ritmo vertiginoso, y con una sobresaliente capacidad de asociación, ese comienzo trepidante del Real Madrid marcó todo el desarrollo posterior. Porque el Madrid tuvo en el primer cuarto de hora tres ocasiones clarísimas, las falló todas, y entonces cayó en un estado de desesperación y autodestrucción y se acabó lo de jugar bien al fútbol. Salvo cuando llegó el tramo final, en el que el 1-0 cambió todo el estado de ánimo del Madrid y también del Dortmund, de nuevo temeroso y acogotado ante el empuje blanco. Los alemanes acabaron pidiendo la hora porque aquello era un huracán, aunque a la desesperada.
Precisamente, al equipo que se le caen los goles cuando no juega bien, cuando lo hizo genial fracasó ante la portería. Y gracias a ello el Dortmund se recuperó, también gracias al fútbol, que es el que suele poner a cada uno en su sitio, y el Madrid se quedó sin balón y sin paciencia. Se pasó a la precipitación, al bajón físico, a la ceguera ofensiva y a perder el sitio en el campo. En definitiva, que tras los errores de Higuaín -otra vez asustado en un mano a mano mirando al suelo-, Cristiano y Özil, el Madrid tan prometedor volvió a ser el mismo de siempre. Un equipo roto táctica y físicamente. Había desarbolado por completo al Dortmund, pero al no encontrar su premio, se convirtió en un equipo impotente.
En su último partido europeo en el banquillo blanco, Mourinho quedó de nuevo retratado por Jürgen Klopp y se separó aun más de unos seguidores que confiaban en un milagro, aunque para ello se necesitaba más que épica. Demasiado pronto quedó el Madrid a merced de un poderoso equipo alemán que nunca ha perdido esta campaña ante los blancos y, salvo en el comienzo, volvió a ser superior a los de Mourinho, capaz de retirar al desafortunado Higuaín y volver a mandar para quedar anulado a Özil a la banda derecha, como ocurrió en Dortmund.
El Borussia que tan asustado había estado en el inicio y tan mal había defendido en estos momentos de ilusión madridista se sacudió entonces los complejos porque el Madrid no tuvo continuidad, incapaz de mantener su intensidad. Y porque Mourinho ha conseguido fabricar un equipo solo preparado para el contragolpe con Cristiano y cuando es preciso tener autoridad y que sea el balón y el fútbol el que mande, este Madrid está vendido. Así ocurrió durante toda una segunda mitad en la que, cuando ya nadie esperaba el milagro, el Dortmund sacó a relucir su juego colectivo, su solidaridad y su verticalidad ante un Madrid entregado. Respondió Mourinho, como suele hacer cuando está con la soga al cuello, con sus mejores jugadores, con los de talento, aunque no crea en ellos, pero quienes respondieron de verdad en el tramo definitivo fueron sus jugadores. Los alemanes saben jugar, tienen un enorme peligro a la contra y disponen también de un delantero centro genial (Lewandowski) que obligó a Sergio Ramos a ser agresivo y estuvo a punto de acabar con las ilusiones con su disparo al larguero en el minuto 50. Poco después le tocó a Diego López deslumbrar con un paradón frente a Reus y el Madrid tuvo entonces posibilidad de soñar. ¡Y vaya si lo hizo! Si llega el tercero el Bernabéu se cae.