Defensa de la formación
Actualizado: GuardarNo por obvio debemos dejar de insistir en la importancia que tiene la formación en la sociedad y sobre todas y cada una de las personas que la integran. Existen estudios contrastados que demuestran que la calidad educativa es clave en el desarrollo de un país y que la obtención de 25 puntos más en PISA tendría un efecto positivo en el crecimiento a largo plazo equivalente al de 3 veces el PIB español. A pesar de ello, existen ciertos sectores que se han puesto una venda en los ojos y no quieren admitir todo los defectos que tiene nuestro sistema educativo. Unos defectos que han sido puestos de manifiesto por todos los estudios realizados por expertos independientes internacionales. Por ejemplo, el Informe 2012 de la Association for the Evaluation of Educational Achievement muestra que las competencias en lectura se encuentran 21 puntos por debajo de la media de la Unión Europea, las de matemáticas en 37 puntos menos y las de ciencias, en 16, con un importante retroceso desde que nos sometimos por primera vez a estas evaluaciones en 1995, insistiendo el informe en el menor énfasis que se da, en nuestro país, al éxito académico y en el menor porcentaje de alumnos que muestran interés por su propia formación. Y si la situación es preocupante en general, en el caso de Andalucía los indicadores muestran cifras realmente alarmantes. Nuestra región, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, es una de las comunidades con mayores tasas de fracaso escolar, con un 27,3%, situándose 12 puntos por encima de la media de la UE (15%), como también lo es en abandono educativo temprano, una de las grandes debilidades de nuestro sistema según apuntan los datos de EUROSTAT. Mientras que la población europea, entre 20 y 24 años, que ha completado la enseñanza secundaria supera con mucho el 70%, en el caso de Andalucía esa proporción apenas alcanza el 53% y, en el caso de Cádiz, baja al 51%. También la comparativa es desfavorable con respecto al resto del territorio español. Por ejemplo, el Índice de Desarrollo Educativo es en Andalucía de 57, mientras que la media española es 76, y se sitúa muy lejos de las cifras alcanzadas en otras comunidades como Castilla- León (97), Madrid (95), La Rioja (93), Asturias (91) o Navarra (89). Cierto es que la financiación en educación por alumno que dedica la Junta de Andalucía es menor que la que se gasta en esas otras regiones, pero no todos los indicadores negativos pueden atribuirse a ese factor. De hecho, Finlandia, con unos resultados muy por encima de los nuestros, no invierte más que lo que se hace en nuestro país. Pero, a pesar de lo preocupante de estos datos y de la importancia que tiene una formación de calidad para todos y cada uno de los españoles, hay determinados sectores que rechazan el abordaje de una reforma que venga a solucionar los resultados de 23 años de desastre educativo. El argumento que utilizan es la defensa de la enseñanza de calidad, y cabe preguntarse a que calidad se refieren, o la defensa de la educación pública, pareciendo ignorar, por una parte, que lo que le interesa al país es la formación de calidad de todos y, por otra, que las competencias en ese aspecto las tiene, en nuestro caso, la Junta de Andalucía.