Tristes
Actualizado:Hay consecuencias que, a pesar de ser lógicas, sorprenden. Hay situaciones que, por más que sean habituales, uno se resiste a convertirla en costumbre. El que haya pasado este año por el recinto ferial de Las Banderas, en El Puerto, seguro que ha mantenido la conversación con el amigo del escaso ambiente que se respiraba. Si conoce a un casetero, habrá oído eso de que las ventas han ido «regular». Ya sabíamos que la guadaña de la crisis, de los recortes, del paro, de la desazón, estaba acechando cada vez a más personas. Pero la ilusión nos animaba a seguir para adelante, a plantarle cara a los problemas y salir a disfrutar para olvidarlos por un rato.
Sin embargo, este año, en la Feria de la Primavera y Fiestas del Vino Fino de El Puerto, se ha visto poco de ese empuje y más del retraimiento y la desgana que impone la penuria económica. No son estas palabras una apología del consumismo. Tampoco del hedonismo. Menos aún del borreguismo, del pan y circo que a lo largo de la historia de la humanidad han subyugado a sus hombres. La feria portuense que termina hoy ha servido de pulsómetro de cómo están los ánimos en toda la provincia, y en buena parte de España. Por los suelos. O la crispación y la desunión que provocan acciones como las llevadas a cabo la semana pasada por los trabajadores de Navantia o el tedio más absoluto. En esos límites se mueve la ciudadanía local, inoperante. Incapaz de dar con una solución a su gravísima situación. Y huérfana, sin nadie que oiga sus voces. Viendo cómo la tristeza se ha apoderado de nuestras mentes y corazones, y teniendo en cuenta de que las previsiones no son muy halagüeñas, la salida se antoja difícil.
Se acercan los meses, las oportunidades con las que Cádiz y su provincia teóricamente deben de sacar cabeza y tomar oxígeno. En los bolsillos, pero también en la autoestima y la cohesión social. Luchar separados y hastiados es tiempo perdido. Moverse con la rémora de la apatía y la sensación de que es en balde, también. Se necesita más confianza y por qué no, más alegría.