PAN Y CIRCO

49 AÑOS NO SON NADA

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Estamos cansados de escuchar este año que los estadios de fútbol están vacíos, que a partir de Segunda División B los clubes son una ruina, que la Liga Adelante no es atractiva y que la Liga BBVA se la están cargando con horarios nocturnos, precios desorbitados y diferencia abismal entre Real Madrid y Barcelona, y el resto.

Todos se quejan, pero pocos toman medidas 'reales' y efectivas para poner remedio a esta crisis de identidad. Por eso me ha gustado muchísimo la medida promovida por el San Fernando para el duelo de ayer ante Arroyo. Hay momentos en los que la economía debe pasar a un segundo plano y pensar mucho más en el efecto que produce una afición volcada con sus jugadores. Cambiar el oír a la gente criticándote por un pase mal dado ante el silencio de una gélida grada a escuchar miles de palmas porque interioriza tu objetivo como suyo propio.

Hace 49 años que el San Fernando no milita en Segunda y la ocasión lo merece. Lo que comenzó como una 'anécdota', con los azulinos pululando por los puestos altos, se ha convertido en una temporada notable y regular a la que le falta dar un pasito para el sobresaliente (acceder a la fase de ascenso) y optar a la matrícula de honor (el ascenso).

Se ha criticado mucho a las nuevas generaciones por olvidar sus 'orígenes' y cruzar la autovía, tiñendo de amarillo sus corazones. La sombra del Cádiz CF es prolongada, pero ahora el San Fernando está en una posición envidiable para volver a 'repatriar' a esos escépticos.

Organizar paquetes de 50, 100 o 200 entradas a precios simbólicos entre 1 y 2 euros es un mero detalle; el apoyo recibido por empresas y aficionados encierra una gran verdad: la gente desea que le vayan bien las cosas al San Fernando, con los consiguientes beneficios que se genera en muchos aspectos de la ciudad. Más allá del resultado ante el Arroyo.

Quedan tres jornadas (La Roda, Melilla y Jaén). Un partido en Bahía Sur que debe ser otra fiesta. Uun sinónimo inequívoco de que las cosas marchan bien y de que, aunque quede camino por recorrer, en ocasiones 49 años no son nada.