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Letta cierra un Gobierno con Berlusconi como auténtico triunfador de la crisis
El magnate da luz verde a un Ejecutivo de unidad de vida díficil y que puede terminar de hundir al centroizquierda
ROMA. Actualizado: Guardar«El Gobierno se hará», lo dijo ayer con seguridad, no Enrico Letta, el primer ministro del Partido Demócrata (PD) designado por el presidente de Italia, sino Silvio Berlusconi, teórico perdedor de las elecciones de hace dos meses. Está claro quién tiene la sartén por el mango. Ayer volvió muy contento de su viaje a Estados Unidos para asistir a la fiesta de George W. Bush y desbloqueó las negociaciones para formar un insólito Gobierno de unidad entre izquierda y derecha. Aunque anoche seguía la pelea por las poltronas, se da por hecho que Letta, tras dos días de sondeos en los partidos, aceptará hoy el cargo y el lunes se someterá al voto de confianza del Parlamento. Berlusconi está satisfecho porque tras plantear ocho puntos innegociables y exigir ministerios de peso no ve «verdaderos problemas». Así que está servido. Tampoco tiene interés en entrar en el equipo, para no quemarse y porque es inimaginable verle con un jefe por encima. Además quería ser ministro de Economía y la situación puede ser desesperada, pero no tanto. Letta y el PD no lo habrían aceptado ni con alucinógenos.
En resumen, Italia tendrá por fin Gobierno a dos meses de unas elecciones que no dieron un ganador, pues el PD de Pierluigi Bersani solo venció de milagro en una cámara, y dejaron como segunda fuerza al movimiento de protesta Cinco Estrellas (M5S) del cómico Beppe Grillo. El PDL, el partido de Berlusconi, fue tercero con el peor resultado de su historia y una caída de 16 puntos, pero él sale de esta crisis como el gran vencedor y ahora es primero en los sondeos. Y eso que hace unos meses se le daba por acabado. Es un final increíble a dos meses de locura que han hundido al PD, mortalmente dividido sobre con quién pactar. Bersani ha dimitido y medio centenar de diputados podrían no apoyar la investidura del nuevo Gobierno, aunque lo presida el 'número dos' de su partido. Ya se habla de expulsiones.
La cruda realidad es que el PD entra a rastras y humillado en un Gobierno que ya nace bajo los dictados y la impronta de Berlusconi. El PD está desaparecido, con tal complejo de inutilidad y derrotismo que solo sufre en silencio. Y esto puede ser solo el principio: de este mandato no va a sacar nada en limpio ni ningún beneficio, solo el enorme desgaste de asociarse con Berlusconi, que para muchos de sus votantes es como la personificación del mal o aliarse con Al Capone. En los próximos meses el PD se limitará a la mera gestión y tendrá que comerse con patatas puntos salientes de su programa como regular por fin el conflicto de intereses, el de Berlusconi obviamente, o endurecer la ley anticorrupción. Por no hablar de qué pasará en las próximas semanas si condenan a 'Il Cavaliere' por prostitución de menores en el 'caso Ruby'.
Paréntesis forzado
Los próximos comicios, que están en el horizonte porque este Gobierno es un paréntesis forzado, pueden ser letales para el PD, que celebrará su congreso en octubre, si no lo adelanta, para decidir su futuro y su nuevo líder. Solo puede salvarle que este Ejecutivo, por sorpresa, haga realmente algo y consagre a Enrico Letta. Es tarea difícil, porque es serio pero muy soso. Además ya se le pinta en la prensa progresista como un mandado de Berlusconi, se repite con retintín que su tío, Gianni Letta, es la mano derecha de 'Il Cavaliere' y se rescatan anécdotas terribles, como que admiraba a Andreotti, símbolo supremo de la política tenebrosa del pasado.
Este experimento, con todo, será interesante de observar. Es un Gobierno frágil que tendrá una vida muy difícil y para evitar males mayores deberá actuar rápido, si no, el día a día de la insidiosa política italiana les comerá. Pronto se verá si va en serio, desde la lista de ministros, o empieza a perder el tiempo. Su misión es evitar roces y volcarse en dos prioridades comunes a derecha e izquierda: reformas drásticas en el sistema que devuelvan credibilidad a la política y medidas económicas de impacto que alivien la crisis. Sobre esto último se puede anunciar ya como novedad que interesa a todos a nivel europeo un Ejecutivo que cuestiona la austeridad. Es un punto común de Berlusconi y el PD.
En cuanto a las reformas institucionales, son la señal inaplazable que espera la calle para creerse algo de la clase política tradicional, unida de forma inédita en este mismo barco, y no lanzarse definitivamente en los brazos de Beppe Grillo en las próximas elecciones. Por eso también es un interés común de PD y PDL. Son iniciativas de limpieza como reducir el número de parlamentarios, casi un millar; recortar o eliminar los gobiernos provinciales; acabar con la escandalosa financiación pública de los partidos y poner fin al bicameralismo perfecto, el idéntico peso de ambas cámaras que ralentiza la vida política. Pero la más importante es cambiar el absurdo sistema electoral, culpable del desastre, para que los próximos comicios den al fin un Gobierno fuerte.
Este Ejecutivo endeble que nace ahora es un puente imprescindible para que el próximo sea sólido. Por eso es decisivo cómo actuarán en él los dos grandes partidos, que se juegan las próximas elecciones. ¿Cuánto durará? Es una incógnita. Meses, un año... Se puede decir sin rodeos: hasta que a Berlusconi le dé la gana y vea que sacará el máximo beneficio electoral.
es el porcentaje de votos que conseguiría el partido de Silvio Berlusconi (PDL) si se volviesen a convocar elecciones en Italia, según una encuesta realizada por el periódico 'Il Giornale', propiedad del magnate. La formación más perjudicada ante la celebración de unos hipotéticos comicios sería el PD, que se convertiría en la tercera fuerza con el 22% de los votos, por detrás del Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, que se haría con el 25,5% de los apoyos. Respecto a la reelección de Giorgio Napolitano como presidente de la República, solo el 47% de los encuestados aprueban que repita en el cargo.