Caballero Bonald admite que dirigió su discurso a los indignados
ALCALÁ DE HENARES. Actualizado: GuardarEl escritor José Manuel Caballero Bonald mostró ayer su satisfacción por la acogida que ha tenido el discurso que pronunció el martes en la entrega de Premio Cervantes, y que estaba dirigido en parte, según ha admitido, a los «indignados».
«Los periodistas han sabido recoger esa idea mía de que el discurso, por el empleo de ciertas palabras, y cómo las empleé, estaba en la línea de los indignados, de las personas que están preocupadas por un mundo cada vez más carente de derechos humanos, de desmanes de toda clase», aseguró momentos antes de participar en un encuentro con estudiantes y lectores en la Universidad de Alcalá de Henares, donde el Premio Cervantes 2012 respondió a algunas preguntas del público sobre su obra.
En el acto, Caballero Bonald insistió en la importancia del «uso libre de la palabra» para defenderse frente a «los desahucios de la razón», una expresión -afirmó- con la que quiso «evocar» en su discurso del Premio Cervantes a las personas que han sido desalojadas de su casa.
Esa situación, que está afectando a miles de personas en España, fue calificada por el poeta como de «máxima crueldad» y un acto que implica estar «pisoteando los derechos humanos».
El escritor rememoró también los años de la posguerra, cuando se hizo poeta después de aficionarse a la lectura para escapar del «hambre, el frío y la grisura».
Sobre su producción literaria, el Premio Cervantes 2012 reiteró su decisión de no escribir ningún libro más -al no disponer de «plazos» ni de «ganas»-, aunque en lo referente a los poemas afirmó: «no voy a resistir esa tentación».
A petición de una persona del público, el poeta gaditano recitó un poema, que quiso fuera el titulado 'Summa vitae', al ser un «resumen de su vida», explicó.
En el encuentro, el escritor jerezano estuvo acompañado por el rector de la Universidad de Alcalá, Fernando Galván; el catedrático Manuel Ramos Ortega, de la Universidad de Cádiz; y el escritor José Ramón Ripoll.