La provincia no aguanta más

Las protestas que han protagonizado los trabajadores del astillero de Puerto Real son del todo reprobables, pero muestran quizás el grado de crispación de la Bahía ante la amenaza latente de perder el puesto de trabajo y la angustia que viven quienes ya lo han perdido. La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año deja un dato demoledor, el más grave de los últimos años. La cifra de desocupados en la provincia se va acercando peligrosamente a la de ocupados. Esta inversión de la lógica progresión obliga a los gestores políticos a tomar cartas en el asunto de una forma decidida. Ya no valen más palabras, ni lamentos, ni tampoco más recetas. La situación es extremadamente grave. La primera EPA de 2013 deja en la provincia un saldo de 234.600 parados frente a 329.100 ocupados. Las cuentas no salen. Es imposible que los activos puedan mantener a los parados y a los pensionistas. Se necesita con urgencia generar empleo y empezar a rebajar la sangría de desempleados, de lo contrario, la provincia entrará en un coma laboral profundo. En tan sólo un año se ha pasado de una tasa de paro del 36% al 41,6%. Los números hablan por si solos y las expectativas de futuro que ahora se ciernen sobre Cádiz son nulas. Otro de los datos más escalofriantes que arroja la EPA es el número hogares con todos sus miembros en paro. Más de 79.000 hogares gaditanos tienen a todos sus componentes desempleados y, lo que es peor aún, más de 100.000 parados de la provincia han agotado en los últimos doce meses todas las prestaciones. Esta situación de miseria sólo se sostiene gracias a la solidaridad familiar y a la aportación de la economía sumergida. La Administración tiene una asignatura pendiente que no se puede dejar para septiembre.