El PSOE se doblega ante la militancia
El giro, de caracter histórico, modificará el funcionamiento interno de la formación para sorpresa y malestar de muchos dirigentes La dirección del partido defiende ahora la elección por voto directo del secretario general
MADRID.Actualizado:Nadie lo esperaba. Ni siquiera los miembros de la ejecutiva del PSOE que se habían levantado ayer de buena mañana para cumplir con la liturgia de arropar a su secretario de Organización, Óscar López, en uno de esos desayunos informativos que condimentan el día a día de políticos y empresarios del país. Por eso, la sorpresa fue mayúscula cuando le oyeron decir algo que hace menos de un año era poco menos que anatema: que no solo no se opone a que los secretarios generales del partido sean elegidos mediante el voto directo de los militantes sino que será la propia dirección del partido la que promoverá ese cambio.
La noticia puede significar poco para el ciudadano, pero provocó que a más de uno le temblara la taza de café entre las manos. Es una decisión que altera por completo el funcionamiento interno de un partido que tiene más de 130 años de historia. Y el hecho de que se anunciara sin más formalismo en un foro cualquiera causó estupor. Sobre todo porque esa misma propuesta fue rechazada hace solo un año en el congreso de Sevilla en el que Alfredo Pérez Rubalcaba tomó las riendas de la formación.
López, amadrinado en la conferencia por la vicesecretaria general, Elena Valenciano, admitió la contradicción, pero defendió que los partidos son organizaciones vivas que tienen que saber responder al pulso de la calle y de su militancia. En el año transcurrido desde el 38 Congreso, la demanda de primarias para elegir al líder del partido se ha ido extendiendo por las federaciones. Entonces apenas las defendieron el madrileño Tomás Gómez y el movimiento 'Bases en red' a cuyo frente se puso Antonio Quero. Ahora se promueven desde muchas federaciones.
El actual secretario general del PSPV, Ximo Puig, impulsó el cambio en los estatutos de su federación, aunque admitió que su puesta en práctica quedara en el aire hasta recibir una autorización expresa del Comité Federal. En el congreso en el que fue elegido Patxi López, en febrero de este mismo año, los socialistas vascos hicieron exactamente lo mismo. Y entonces llegó el gallego Pachi Vázquez -«que, por cierto, votó en contra de la propuesta un militante un voto en Sevilla», recuerda un dirigente- y dijo, ya de salida, que el 1 de junio consultaría, sí o sí, a las bases para elegir al futuro líder del PSdG.
Aplauso general
La dirección socialista insiste, aún ahora, en que una votación de este tipo es contraria a los estatutos y que, por el mismo motivo, el resultado del congreso que le seguiría, el 6 de julio, podría ser fácilmente impugnable «por cualquiera». El martes pasado, Óscar López y Gaspar Zarrías, secretario de Política Municipal, trataron de convencer durante ocho horas a Vázquez de que acepte posponer la convocatoria hasta el 20 de julio, cuando se celebra el próximo Comité Federal, máximo órgano entre congresos, y que acepte que sea éste el que decida. «Ninguna dirección, ni federal ni regional puede modificar los reglamentos», reiteró ayer López.
Al calor de este tira y afloja, el número tres y la número dos del PSOE decidieron soltar lo que sabían que sería una bomba informativa. En su entorno aseguran que nada tiene que ver con Galicia y que el tema llevaba semanas sobre la mesa. «Lo íbamos a proponer en la miniconferencia de organización, previa a la Conferencia Política de otoño, sólo hemos anticipado parte de lo que dirá ese texto; que no vamos a poner puertas al campo», dicen. El aplauso, en público, fue generalizado. Desde Andalucía, hasta Cataluña, pasando por Castilla-La Mancha, todo fueron parabienes. En privado, sin embargo, son muchos los que expresan su preocupación. «Lo peor es esta sensación de que te dejas llevar por la corriente», dice un secretario regional. «Esta es una transformación radical que tiene muchas aristas y no se puede tomar a la ligera», añade.
La vieja guardia ya llevó mal la instauración de primaras para elegir al candidato. Tampoco vio con buenos ojos la decisión de abrir ese tipo de elecciones a simpatizantes y ahora se hacen cruces. «Cada vez que perdemos votos fuera, se vota más dentro. Siempre ha sido así. Ya pasó con las primarias de Borrell y Almunia -subraya un veterano con mando en plaza-. Es una locura y muchos no lo entendemos; así, desaparece el PSOE».
La dirección del partido argumenta que la ola es imparable por mucho que algunos se resistan. Su idea es que el próximo secretario general, que debería ser nombrado en 2016, sea ya elegido mediante esa fórmula. Aunque habrá que vencer algunas resistencias. Algunos secretarios regionales advierten de que el cambio exige ser aprobado por un congreso, el órgano competente para modificar los estatutos. En la Secretaría de Organización esgrimen, en cambio, que bastaría con que se discuta en la Conferencia Política y se apruebe a continuación en un Comité Federal, dado que el 38 Congreso previó la celebración de conclave con mandato para reformar el funcionamiento interno. «Habrá ruido -dicen en la dirección del partido- pero nadie va a retratarse como el que dijo no a una mayor democracia interna. Está hecho».