El PSOE amplía las primarias
Las bases elegirán también directamente al secretario general
Actualizado:El número tres del PSOE, Óscar López, resucitado tras el tropezón de Ponferrada –una moción de censura municipal en connivencia con un exalcalde condenado por abuso sexual-, ha sido el encargado hoy de efectuar el anuncio solemne de la plena apertura del PSOE a la militancia. Como es conocido, ya se habían establecido las elecciones primarias para la designación de los candidatos a las sucesivas elecciones; y ahora se ha anunciado un nuevo paso, todavía más llamativo, en la misma dirección: las bases elegirán también directamente al secretario general a través de unas primarias.
En un desayuno y arropado por la número dos del PSOE, Elena Valenciano, y por numerosos altos cargos del partido, López ha anunciado que propondrá tal novedad a los órganos competentes, que son el Congreso o el Comité Federal.
Claramente, esta medida, que va sin duda en la dirección correcta –los partidos deberán abrirse a la sociedad si no quieren quedarse al margen de las corrientes de renovación política que reclama la ciudadanía-, sale al paso de la amenaza del Partido Socialista de Galicia (PSdeG), cuyo líder, Pachi Vázquez, iba a anunciar formalmente mañana la celebración de unas primarias con doble urna para elegir al secretario general y a los delegados al congreso regional. Hasta el momento, Vázquez no se había plegado a la sugerencia de Ferraz en el sentido de que aplazara tal decisión hasta que el comité federal convocado para el 20 de junio pudiera autorizar tal fórmula, que sale por completo de las previsiones estatutarias, actualizadas por última vez en el Congreso de Sevilla.
López ha hecho hincapié esta mañana en el criterio de que nadie se puede saltar los estatutos adoptados por el partido, cuya reforma está también tasada. Y ahora Vázquez ya no podrá esgrimir el inmovilismo de Ferraz para contravenir las reglas, con lo que el partido podría tomar con toda legitimidad las medidas disciplinarias adecuadas si el gallego persistiera en su actitud. Una actitud que, según los mentideros políticos, pretende simplemente asegurarse la continuidad en un cargo en el que no está seguro.
La apuesta por permitir a la militancia –y, probablemente, a los simpatizantes- elegir directamente al líder político del partido es arriesgada por dos razones: primero, porque el aparato pierde todo control sobre los acontecimientos, lo que puede provocar saltos en el vacío. Y, segundo, porque de este modo es posible que choquen dos legitimidades: la del secretario general y la del Congreso, ambas instancias elegidas directamente desde las bases.
Las primarias, un invento norteamericano de 1902, son una realidad en Francia, en Italia y en muchos otros países, y están contribuyendo a prestigiar unas instituciones, los partidos, que se habían anquilosado y burocratizado y que eran presa fácil para los populismos. Con todo, tales elecciones no deben privarnos de ver que nuestros añejos sistemas parlamentarios son instituciones de democracia representativa, indirecta, alejadas del asamblearismo. En otras palabras, se deben abrir de par en par los partidos, pero manteniendo los rozamientos que hagan posible cierta estabilidad. Ojalá lo logren nuestras formaciones políticas, que hoy están en horas bajas si hay que creer en las encuestas, que avisan de una grave desafección.