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Lewandowski sonroja al Madrid

Los de Mourinho hicieron el ridículo en la segunda parte y solo el gol de Cristiano antes del descanso les permite soñar aún con la ‘décima’

MADRID Actualizado: Guardar
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Solo un milagro en el Bernabéu después de una semana en la que se invocará al espíritu de Juanito y los más optimistas se agarrarán a la ‘cofradía del clavo ardiendo’, permitiría al Madrid luchar en Wembley por el sueño de la ‘décima’ y no caer en su tercera semifinal consecutiva. Esta vez, a ‘Mou’ no le quedan las excusas del árbitro, esgrimidas al caer ante el Barça, ni de la mala suerte, utilizada como justificación al perder por penaltis ante el Bayern. Todo el mundo sabía que Robert Lewandowski es uno de los mejores delanteros del momento -por algo ya le ha fichado el Bayern-, pero los blancos le dejaron muy libre. Yel polaco les destrozó hasta el punto de ser el único futbolista capaz de endosarle cuatro goles al Madrid en un partido de la máxima competición continental. El ex del modesto Lech Poznan solo tiene 24 años pero emuló a su compatriota Gregorz Lato, considerado el mejor jugador polaco de todos los tiempos, el único ‘Bota de Oro’ de ese país en un Mundial, el de Alemania’74. Lewandowski no corre los 100 metros en 10’2 segundos pero tampoco lo necesita. Suma ya 10 goles en esta ‘Champions’. Su versatilidad y su olfato en el área fueron suficientes para provocar un naufragio del Madrid que pudo ser mucho peor si no es por ese gol de Cristiano que suponía el empate justo antes del descanso y tres intervenciones providenciales de Diego López. El Madrid hizo el ridículo en la segunda mitad y Pepe completó una actuación bochornosa. El poder de la Liga destrozado por la fuerza y organización de la Bundesliga.

El Madrid salió sin la exigible tensión al partido, demasiado ‘confiante’, como diría Cristiano en su castellano de andar por casa. Pensaban los de Mourinho que el Bernabéu debe dictar sentencia y querían tomárselo con calma en el primer asalto. A base de orden, de superioridad en el centro del campo y de más toque, virtudes que ni por asomo se vieron en el Signul Iduna Park, pensaban que sería suficiente para acallar a un ruidoso público y frenar las acometidas de un rival que se le parece en el método, pero no en la experiencia de los jugadores, en teoría mucho más bisoños, aunque ganar la Bundesliga no es ninguna broma. El técnico luso deseaba gobernar el centro del campo y al final se decantó por Modric en lugar de Di María, que llegó a Renania del Norte-Westfalia tarde y cansado tras el difícil parto de su mujer. Ya se dijo en la víspera que la única duda expuesta por ‘Mou’ tenía trampa para Jürgen Klopp, ya que no es igual jugar con dos extremos puros que con ‘trivote’. Pero lejos de sorprender al rival, el cambio de modelo destrozó al Madrid porque Özil quedó condenado cerca de la banda.

Cortocircuito blanco

La presión atosigante sobre los centrales Pepe y Varane y la extrema vigilancia a Xabi Alonso, cortocircuitaron al Madrid, muy expuesto porque tanto Ramos como Coentrao tienen querencia a abandonar el lateral. Reus y ‘Kuba’ rompían por los costados y la sociedad entre Gündogan, Götze y Lewandowski provocaba un descenso en los valores defensivos blancos. Varane ya no parecía ese central descollante del segundo tramo de la temporada y Pepe sufría para obstruir y construir. Diego López abortó la primera gran ocasión. Reus dribló, se presentó solo pero su tiro cruzado lo sacó el lucense tras una estirada enorme. El Dortmund acertó en la segunda. Reus encontró una autopista por la izquierda y, tras su centro, el polaco Lewandowski le ganó la espalda a Pepe.

El Dortmund dio sensación de enorme peligro cuando robaba el balón, pero falló en los últimos pases ante un rival desorientad e impreciso. Modric no veía ni por asomo a Gündogan, el futbolista con más pausa de los alemanes.

Solo en acciones a balón parado, Cristiano y Xabi Alonso pusieron un nudo en la garganta de los teutones. Se acercaba el descanso sin grandes noticias pero entonces se produjo una jugada que se antojaba clave en el partido y en el desenlace de la eliminatoria. De un posible penalti de Varane a Reus se pasó a un error pueril de Hummels, central pretendido por el Barça, en un intento de cesión a su portero tras un saque de banda, y a la asistencia de Higuaín a Cristiano, que siempre acompaña. Antes, el ‘Pipa’ había estado inmenso para marcarse un sprint de 60 metros y cortar una internada del polaco ‘Kuba’, al que no frenaron ni Coentrao, ni los medios centro.

Ese empate debía dejar emocionalmente muy tocado al Dortmund. Pero ya se sabe que los alemanes son de otra pasta:fríos, calculadores, orgullosos y tercos en el mejor sentido de la palabra. Nada ni nadie les hace renunciar a sus principios. Lamentablemente, fue el Madrid el que volvió a salir adormilado, como si ya hubiera hecho lo más difícil y Wembley apareciera en un horizonte próximo. Y a Lewandowski conviene vigilarlo muy de cerca. El de Varsovia convirtió dos disparos en semifallo de sus compañeros en dos golazos. Primero, rozando el fuera de juego. Controló, hizo un reverso y descolocó a Diego López con la punterita. Minutos después, la pisó en plan fútbol sala y lanzó un obús. Y en pleno desconcierto blanco, Xabi Alonso arrolló a Reus, que la había controlado con la mano. Lewandowski ejecutó el penalti por alto, por el centro y con un golpeo violento. Mourinho lo vio tan mal que sacó de un plumazo a Di María y Benzema. Y, a diez del final, se la jugó con Kaká en lugar de Xabi Alonso. Tarde para arriesgar. Y menos mal que Diego López fue el mejor del Madrid y desvió dos disparos de Gündogan y el triunfador Lewandowski.