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Márquez, o la sonrisa del Rossi español

El de Cervera no quiere halagos y se mantiene alejado de los que apuestan por él para ser el ganador más joven de la historia en el Mundial de MotoGP

LUIS F. GAGO
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En la historia del motociclismo hay ciudades y fechas escogidas al azar que con el paso del tiempo se han visto convertidas en mitos. Para el aficionado español, 1968 se estudia en clave de dos ruedas. No fue solo el año del ‘Mayo francés’, también es la fecha en la que un Jean-Paul Sartre con vestimenta de motorista y criado en Vallecas llamado Ángel Nieto ganó su primera carrera en el Gran Premio de Alemania. La piedra inaugural del ‘12+1’ posterior. Río de Janeiro recuerda a ritmo de samba aquel mágico 1999, cuando Álex Crivillé alcanzó la gloria del deporte patrio en la categoría reina proclamándose campeón por única vez. Las ‘Torres Petronas’ de Malasia coronaron desde su altura similar al Olimpo a un nuevo dios en 2010, siendo testigos de excepción del campeonato de Jorge Lorenzo.

En los libros de historia ahora habrá que escribir un nuevo capítulo. El título tendrá por nombre “Marc Márquez en 2013” y la ciudad elegida en esta ocasión será la sureña Austin. En Texas un pequeño muchacho catalán logró el sueño de cualquier adolescente que se aficiona a montar sobre una máquina de gran cilindrada. Alcanzó la victoria más precoz de un piloto. Superó por 153 días el récord en poder de Spencer desde 1982 en el Jarama. Con 20 años y 63 días, el de Cervera cabalgó sobre el circuito norteamericano como si llevara años compitiendo al más alto nivel. Fue la guinda a una jornada redonda de sus compatriotas en Estados Unidos. Con su compañero Pedrosa y Lorenzo escoltándoles en el podio, logró dar una lección de humildad durante y después de la carrera.

Acudió a boxes con la cara de niño que todavía conserva. Parecía que acababa de salir de una clase de Literatura en el instituto. A pesar de su 1,68 de estatura, se transformó en un gigante ante los medios. Volcó delante de un micrófono su madurez competitiva. «El líder del equipo es Dani (Pedrosa) y no tengo por objetivo el Mundial esta temporada». Lo afirmó con rotundidad, pero tranquilamente. Sin aspavientos ni falsas promesas. Ante la marabunta de flashes Marc sonreía sin problemas. Si le recordaban que todavía podía batir la otra marca de ‘Fast’ Freddie, la de ser el más joven en ganar el máximo título mundial, él miraba hacia el suelo sonrojado. Porque sabe que está complicado. Este hito está fijado por el estadounidense en 21 años, 8 meses y 12 días. El ilerdense tiene hasta la última cita del año próximo, en Valencia, para lograrlo.

Niñez sobre dos ruedas

Seguramente en la presente semana su localidad natal se llenará de cámaras buscando la noticia familiar que rellene el tópico televisivo de cada día durante unos minutos. Allí encontrarán a algún abuelo, tío o vecino que explique cómo era de niño y por qué ha logrado alcanzar unos éxitos que ya se antojan cortos para su potencial.

Llamará la atención la historia de los cuatro años, cuando pidió por regalo de Reyes una moto. Pero la quiso de gasolina, no de las de batería que tenían los demás niños de su edad. Al usar todavía ruedas laterales en la bicicleta, el sentido del equilibrio no lo tenía muy desarrollado, así que su padre tuvo que colocárselas al capricho de cada 6 de enero del hijo. Quizá se haga hincapié en el dorsal que usa. El ‘93’ hace referencia a las dos últimas cifras de su nacimiento. Anteriormente corría con el número 35. ¿La razón del cambio? Motivos extradeportivos, como siempre en estos casos. Cuando se unieron los campeonatos de Cataluña y Valencia en uno solo, la dirección adjudicó los 50 primeros números a los corredores de la federación valenciana y el resto a los de la catalana, por lo que tuvo que elegir una nueva cifra para la leyenda.

Pero entre tantas anécdotas y perfiles, lo que más llama la atención es su sonrisa. La mueca que pone al ser cuestionado por mil y una preguntas. Con alma cándida, recuerdan sus facciones a aquel italiano de aspecto locuelo que se presentó en los inicios del siglo XXI ante el mundo para convertirse en el mejor piloto de la historia. En 2008, Márquez le pidió con timidez a Valentino Rossi una foto para el recuerdo. Cinco años después es el de Urbino quien pide autógrafos para el español. «Es un corredor como yo, no se queda de los ataques: los responde», avisa el transalpino. Sí, es como suena. ‘Il dottore’ ya ha nombrado sucesor.