JuanLuis Arsuaga, en el Museo de la Evolución Humana en Burgos. :: FÉLIX ORDÓÑEZ
Sociedad

El sonrojo de la humanidad

El paleontólogo asevera que el ser humano es una «especie tecnológica» porque es la única que no se alimenta de forma directa de la naturaleza Juan Luis Arsuaga analiza en un ensayo las diferentes teorías sobre la evolución

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Juan Luis Arsuaga ha puesto punto y final a sus manuscritos sobre la evolución humana. «No tengo nada más que contar. Esto es el final», asegura con rotundidad el paleontólogo. Junto a su colega Manuel Martín-Loeches, compañero en la Universidad Complutense de Madrid, ha escrito el que para Arsuaga es su definitivo libro de divulgación. En el ensayo 'El sello indeleble' (Debate) repasan las diferentes teorías que se han producido a lo largo de la historia sobre la esencia del hombre, qué ha sido y hacia dónde puede ir la evolución de nuestra especie, que no ha cambiado tanto como creemos. «Hemos sufrido microevoluciones porque la evolución es una cuestión de escala geológica. Lo que ha hecho el hombre es adaptarse, como por ejemplo los pueblos tibetanos a la altura. O que mucha etnias estemos adaptadas a tomar leche de adultos. Este es un cambio, una mutación, que ha aparecido hace pocos miles de años que afecta a una parte de la población mundial», explica uno de los investigadores de Atapuerca.

Esta costumbre fue adquirida hace miles de años por el ser humano, al igual que el relacionarse con otros individuos de su especie. A lo largo de los siglos han cambiado las maneras, hasta adquirir en la actualidad la forma de las redes sociales, que da mucho más sentido al concepto de aldea global. «Es un desarrollo tecnológico que tiene un sustrato biológico porque nos interesa estar conectados. Vivimos en una aldea global porque nos gusta vivir en aldeas y esta es muy grande. Y partimos de la consttación de que es que tenemos una capacidad social extrema. Uno lee noticias del otro extremo del mundo que le llaman la atención. Tenemos una curiosidad insaciable con respecto a los otros», explica Arsuaga sobre este mundo conectado, que tiene como clara característica la globalización humana. Es decir, el trasiego de seres humanos de un lado a otro.

Estas continúas migraciones de personas han provocado que los hombres sean más grandes y más altos ya que hay menos consaguineidad. «Pero son pequeños cambios en la evolución del hombre», explica Arsuaga. «¿Qué animal somos? ¿Qué tipo de animal? Comemos pan, que es lo mismo que decir que somos una especie tecnológica porque somos capaces de producir el alimento. Podría ser una definición. Somos la única especie que produce el alimento que no lo obtiene de la naturaleza. Y los únicos que nos sonrojamos, como decía Darwin. Hagamos esa lista y veamos las cosas que salen», apunta el científico y divulgador.

El cerebro

Caminar, una de las particularidades más características del ser humano, es solo «una más de la lista». «Todas las especies son diferentes en algo. Los delfines tienen sonar, los murciélagos vuelan. ¿Ser bípedo es más importante que volar? Yo creo que no. Es significativo, pero no me impresiona tanto», asegura. Para Arsuaga la gran diferencia radica en el cerebro, en la consciencia. «Primero fue la materia inanimada, después la materia viva y la materia consciente. Hecho todo con los mismos átomos», recalca. Pero en esta lista que los dos autores desarrollan en el libro aparecen características sociales como los deportes de equipo o las leyes.

El siguiente paso en la evolución del hombre será alargar la vida. «Es algo que se considera alcanzable, aunque yo soy muy cauto por ahora. Prolongar la vida con calidad es un gran cambio económico, social y evolutivo», apunta. En 'El sello indeleble' también se habla del futuro, de si la sociedad humana buscará la perfección de sus miembros como ocurre en la película 'Gatacca' (Andrew Niccol, 1997), donde la fecundación solo se produce en seres perfectos. Un extremo al que los autores no ven posibilidades ciertas. Ciencia-ficción a la que es aficionado Arsuaga. «Los autores preconizan nuevas sociedades. Hay una saga, 'Hyperion' (Dan Simmons), en la que hablan de nueva sociedad y futuro. En mi revisión de la ciencia ficción he descubierto que ningún autor contempla que el ser humano se divida en nuevas especies. Todos piensan que la especie humana va a seguir siendo una. Curioso», hace notar.