Un seísmo vuelve a devorar Sichuan
Cinco años después del devastador terremoto que dejó más de 90.000 muertos en esa provincia china, otro temblor se cobra más de 150 vidas La tierra se movió durante 20 segundos y alcanzó una fuerza 7 en la escala de Richter
SHANGHÁI.Actualizado:El espectro del terremoto de 2008 despertó ayer con un sobresalto a la población de la provincia de Sichuan, en el centro-oeste de China. A las 8.02 de la mañana, y durante 20 segundos, la tierra tembló a 13 kilómetros de profundidad. Lo hizo con tanta fuerza que los edificios más antiguos de la ciudad de Yan'an, y de los alrededores del condado de Lushan, se vinieron abajo.
Quienes pudieron, sobre todo los residentes de las plantas más bajas, salieron corriendo de sus casas con lo puesto. En ropa interior, en pijama, o descalzos. «Hace cinco años pudimos escapar del edificio, pero esta vez no ha dado tiempo», contó al diario de Hong Kong South China Morning Post un superviviente.
Tuvo suerte: el terremoto de fuerza 7 en la escala de Richter -6,6 según la estimación del servicio geológico de Estados Unidos- dejó hasta anoche 156 muertos, una cifra que continuará aumentando en los próximos días, ya que hay más de 5.500 heridos y los equipos de rescate no han accedido todavía a todos los poblados afectados.
Y, además, cabe la posibilidad de que continúen los seísmos. Ayer mismo se vivieron cientos de réplicas, dos de las cuales superaron los cinco grados. «Tenemos miedo y pasaremos la noche a la intemperie», comentaba una mujer entrevistada por la cadena CCTV cuando estaba preparando una improvisada tienda de campaña en un descampado. «Tememos sufrir un terremoto mayor». No en vano, un internauta fue detenido ayer por expandir rumores sobre esa posibilidad. Según las autoridades, se hizo pasar en varios foros por un experto del Buró de Sismología, y aseguró que en pocos días la capital de la provincia, Chengdu, sufrirá un temblor todavía más fuerte, de nada menos que 9,2 grados.
La respuesta del régimen
Consciente de que el pánico puede resultar tan destructivo como el seísmo, el Gobierno decidió ayer cortar por lo sano y detener al individuo, sobre el que no ha trascendido más información. Querían dejar claro que no será tolerado ningún rumor que pueda poner en peligro la estabilidad social.
El régimen, sin embargo, no ha decidido sacar el puño de hierro para afrontar a la tragedia. Al contrario, la respuesta de Pekín fue tan inmediata y contundente como cercana y humana. Poco después de las seis de la tarde, el primer ministro, Li Keqiang, ya estaba en la zona afectada, donde casi 6.000 soldados trabajan para encontrar supervivientes. Las órdenes son claras. «Lo más urgente en este momento es aprovechar las '24 horas de oro' para rescatar personas», dijo Li. Sin duda, el país ha aprendido la lección de hace cinco años, cuando otro terremoto, a 90 kilómetros y en la misma falla que el de ayer -la de Longmenshan-, dejó más de 90.000 muertos.
Afortunadamente, en esta ocasión parece que los edificios más modernos y las escuelas han resistido el impacto, y que la magnitud de la tragedia será mucho menor que la de hace un lustro. No obstante, el pueblo chino ha vuelto a volcarse con sus compatriotas como hizo entonces. Los microblogs hierven con mensajes de ánimo, y empresas locales como Tencent o Alibaba han decidido donar hasta 5 millones de yuanes (625.000 euros) para ayudar a las víctimas.
Por su parte, el principal buscador de internet, Baidu, ha puesto en marcha un servicio para buscar a desaparecidos, y ayer había ya millones de informaciones.