Sentido y sensibilidad
Actualizado:Dos problemas nos preocupan a los españoles mayoritariamente: paro y corrupción. Lo dice el Centro de Investigaciones Sociológicas. Pero no es necesario que el instituto demoscópico diga nada porque se palpa en la calle y estos dos problemas los padecemos todos de una manera u otra. Luego está la política. Sin embargo, soy de los que está convencido de que la política es parte de la solución. No cualquier tipo de política, claro. Ejercer la política exige sensibilidad y sentido común. Y cada día sumamos lamentables ejemplos de representantes públicos que no están a la altura de las circunstancias. Me refiero a esos cargos públicos que dan titulares sirviéndose de los problemas (paro y corrupción) para infundir falsas esperanzas o confundir o eludir responsabilidades (ejemplos en Andalucía, de la mano del bipartito PSOE-IU, tenemos en las últimas fechas un buen puñado). Me refiero a esos cargos públicos que alientan movilizaciones contra otros cargos públicos o se levantan de los plenos y devalúan el papel de las instituciones de las que ellos mismos forman parte (en España, con la ambigüedad en torno al rechazo a los escraches o, en la provincia, con la espantada en Diputación de los diputados del PSOE e IU).
La mayoría de los gaditanos, andaluces y españoles, una abrumadora mayoría, quiere otro tipo de hacer política. Sin aspavientos, sin demagogia, sin confrontación. Por eso, el PP apuesta por la tranquilidad, el realismo, el diálogo. Decimos y cumplimos. En muchos casos, al revés: cumplimos y decimos. El Gobierno de Rajoy, sin necesidad de adoptar un discurso beligerante ni populista, ha puesto freno a la etapa de excesos económicos del PSOE (de aquellos polvos estos lodos) y se ha puesto a gobernar de acuerdo a la sensibilidad y el sentido común. De esta manera, el Gobierno de Rajoy es el primero en legislar para frenar los desahucios, incluyendo las iniciativas ciudadanas, y de modo que las familias que pierden su empleo no pierdan también sus casas y carguen con una deuda el resto de sus vidas. También el Gobierno de Rajoy es el primero en abordar una reforma laboral y en adoptar medidas a favor de los autónomos y emprendedores que comienzan a dar sus resultados. Y, por el momento, el Gobierno de Rajoy también será el primero en abordar una reforma de la administración que permitirá poner orden, acabar con el colapso competencial y financiero de comunidades, diputaciones y ayuntamientos y garantizará la prestación de servicios públicos de calidad.
También en la Diputación vamos por ese camino. El Gobierno del PP en la institución provincial es el primero en diseñar un marco estratégico por el empleo, dotado con más de 86 millones de euros, una duración de cuatro años y pactado con la Confederación de Empresarios, CCOO y UGT. Antes, sin ánimo de menospreciar la labor de los gobiernos socialistas, se dejaba a la improvisación la cuestión del empleo. Ahora, los autónomos tienen garantizados programas de formación, capacitación y líneas de ayudas directas. Y los desempleados, 1.700 en toda la provincia, estarán formándose y haciendo prácticas remuneradas en empresas durante dos periodos de tres meses respectivamente. Hemos relajado los plazos para el cobro de deuda de los contribuyentes que tengan problemas económicos. Y hemos garantizado la asistencia a quienes precisan de políticas de bienestar social adelantando hasta siete millones de euros que la Junta debe pagar pero paga más tarde que pronto.
Fomentamos la participación, por medio de programas como ‘44X40’ o ‘En Igualdad Avanzamos’, a favor de la equiparación de derechos entre hombres y mujeres. Y, finalmente, acudimos con la mayor celeridad a arreglar aquello que necesita arreglo, como las carreteras de nuestros pueblos afectadas por las inclemencias meteorológicas y el desbordamiento de ríos y arroyos. Con austeridad y manteniendo un ritmo de inversión pública prácticamente igual, mayor en algún caso, a antes de la crisis.
Se puede hacer más y mejor. Por supuesto. Pero las circunstancias obligan. No obstante, desde el pueblo más pequeño hasta la ciudad más grande, los gaditanos saben que hoy cuentan con un Gobierno provincial que gobierna desde la sensibilidad y el sentido común. Escuece a la oposición, perdida, instalada en la política del aspaviento, la demagogia y la confrontación. Pero no vamos a abandonar este camino. En el PP hemos optado por gobernar con pulso firme y con buena letra. El PSOE, igual IU, hacen oposición de trazo grueso y renglones torcidos. Como si el paro, la corrupción, los problemas de los ciudadanos simplemente fueran sobres donde meter sus votos.