El insumiso Caballero Bonald vela armas con Cervantes
Evocará en su discurso la olvidada poesía cervantina y el perfil más enigmático del autor del Quijote | Por segundo año consecutivo los Príncipes de Asturias presidirán la solemne ceremonia de entrega en ausencia del Rey
MADRIDActualizado:Es, ha sido y será un insumiso, un desobediente. José Manuel Caballero Bonald lo demostrará de nuevo el martes 23, día del libro, en el paraninfo del Universidad de Alcalá de Henares, donde recibirá el premio mayor de las letras hispanas. El escritor y poeta gaditano (Jerez, 1926) vela las armas del premio cervantino y da los últimos retoques a su discurso de agradecimiento que leerá en el centenario paraninfo complutense. Por segundo año consecutivo el galardón se entregará en ausencia del Rey. Don Juan Carlos, que retoma el lunes su agenda tras recuperarse de la operación de cadera a la que se sometió a principios de marzo, no estará en Alcalá. El monarca recibirá al poeta y escritor este lunes en el Palacio de la Zarzuela. Los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, presidirán de nuevo el martes solemne acto académico. Si asistirán el presidente de Ejecutivo, Mariano Rajoy, y el titular de Cultura, Jose Ignacio Wert.
Será el heredero de la Corona quien loe la figura y la obra del poeta y entregue a Caballero Bonald el diploma y la medalla que le acreditan como miembro del selecto club Cervates, el de los Borges, Cela, Delibes, Matute, Marsé, o Vargas Llosa. Un premio dotado con 125.000 euros que le llegó con 86 años, después de muchos otros, y que supuso un desagravio para este maestro del lenguaje al que la Real Academia ha dado tres sonoros portazos negándole un sillón en la docta casa. Lo recibió Caballero Bonald sin rencores, pero reconociendo con cierto sarcasmo que le creará "algún enemigo en el muy envidioso gremio de los escritores".
Entre "agobiado y atolondrado" por las exigencias del protocolo y una "solemnidad un poco arcaica" que le incomoda e inquieta, el octogenario poeta y narrador tendrá que embutirse en el preceptivo chaqué y leer su discurso desde la tribuna. Un tráfago del que espera "salir ileso" y sobrellevar "armado de buen humor". Le ayudará la compañía de su inseparable Pepa Ramis -más de medio siglo juntos- dos de los cinco hijos del matrimonio, y tres nietos.
Como cumple, hablará de Cervantes "de manera natural" en un medida alocución de media hora en la que destacará las desobediencias de su antecesor. El poeta jerezano evocará al más enigmático Miguel de Cervantes "al perdedor, difuso, oculto y casi clandestino". Lo recodará como un vagabundo de las letras "que camina por el Madrid de Felipe II, por la Italia renacentista y por la Sevilla barroca, babilónica, a caballo entre los siglos XVI y XVII".
Marginal
Antes que el brillo de su universal novela y su tardía fama, se fijará Caballero Bonald en el casi olvidado poeta "que vivió de manera tan triste, tan marginal, mientras iba acumulando el esplendor del Quijote; un desconocido, valiente, defensor de las causas perdidas y del perseguido". "La desobediencia me ha hecho ser quien soy, y hacen falta más desobedientes" reivindica mirándose en su egregio antecesor.
Para este destacado miembro de la generación del 50, poeta narrador y memorialista, Cervantes es "maestro, guía y espejo continuo". "Su personalidad y su vida son ejemplares", aseguró al recibir el premio el también flamencólogo y ensayista, que se dice "tan desobediente como todos los que hacen la gran literatura en contra de toda convención".
Caballero Bonald hizo honor a su primer apellido el día que alcanzó la cima de la gloria literaria. Obtuvo el Cervantes por mayoría y tras cinco votaciones, dejando en la cuneta a candidatos como al recién fallecido José Luis Sampedro, y a Juan Goytisolo, Martín de Riquer, Antonio Muñoz Molina, Eduardo Mendoza o Francisco Brines. Expresó entonces "resquemor" por ganarlo antes que Riquer o Goytisolo "que lo merecen más que yo". "Me lo dan ahora porque ya toca, por edad, y me satisface, pero menos" dijo evidenciado su carácter transgresor y políticamente incorrecto.
Era casi el único premio que faltaban en el brillante palmarés de Caballero Bonald, ganador del Nacional de las Letras (2005), el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004), el García Lorca y tres veces premio de la Crítica, por los poemarios 'Las horas muertas' (1959) y 'Descrédito del héroe' (1977) y por la novela experimental 'Ágata ojo de gato' (1974).
Llegó el galardón con un obra "cumplida y sostenida en la poesía" y a la que no sumará "más memorias ni novelas". Se despidió de las musas con 'Entreguerras', autobiografía en un único poema de 3.000 versos sin rima, métrica ni puntuación. "Ahí está todo lo que he escrito y vivido; el compendio de mi literatura y mi vida" dijo un libro que publicó 60 años de su primer poemario, 'Las adivinaciones', y medio siglo después de su primera novela, 'Dos días de septiembre'.
Con todo, este poeta "discontinuo e intermitente" que soñó fue "ser matemático" publicaba hace apenas dos meses 'Oficio de lector', un compendio de ensayos sobre la literatura y los autores de su altar literario. Juan de la Cruz, Juan Ramón Jiménez, Góngora, Quevedo, Mallarmé, Kafka, Gabriel Miró, Onetti, Cunqueiro, César Vallejo o José Ángel Valente, además de Cervantes.
Lectura
La cargada agenda de su semana cervantina tiene cita el lunes en el Círculo de Bellas Artes para abrir la lectura ininterrumpida del Quijote en al que tomarán parte destacadas personalidades del mudo de la política y la cultura junto a cientos de entusiastas y anónimos lectores. También inaugurará en Alcalá una exposición sobre su vida y su obra instalada en la vieja universidad complutense y que se vio antes en el Teatro Central de Sevilla y que viajará en verano por Andalucía. Una muestra comisariada por el también poeta Felipe Benítez Reyes, que trata de destacar la coherencia ética y estética del poeta jerezano al que bautizo como "cervantino hidalgo de la Argónida".
Nacido en Jerez de la Frontera el 11 de noviembre de 1926, Caballero Bonald cursó estudios de Náutica y Astronomía en Cádiz antes de licenciarse en Filosofía y Letras en Sevilla. Fue profesor de Literatura Española e Hispanoamericana durante diez años en la Universidad Nacional de Colombia y en el Bryn Mawr College. A su regreso a España dirigió una empresa editorial, fue secretario y subdirector de la revista 'Papeles de Son Armadans' y trabajó en el Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española.
La publicación de 'Las adivinaciones' le situó en el grupo poético de los años cincuenta, articulado en Barcelona en torno a figuras como Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Josep María Castellet o José Agustín Goytisolo, y al que también se adscribieron Ángel González, Carlos Bousoño, Francisco Brines, José Ángel Valente y Claudio Rodríguez.
Presidente del PEN Club Español hasta 1980, es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Autor de poemarios como 'Manual de Infractores' y 'Diario de Argónida', ha adaptado al teatro obras como 'Abre el ojo', de Rojas Zorrilla y 'Don Gil de las calzas verdes', de Tirso de Molina. Firmó además los guiones de la serie documental 'Andalucía de Cine', dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón.