El Prado estudia qué medidas tomar después de detectar unas goteras en el sotano

Solo ha sido un susto, pero ha provocado que a una de las pinacotecas más importantes del mundo le dé un síncope. El agua se coló en las entrañas del museo del Prado para disgusto de sus empleados y de la dirección, que ha puesto en marcha un estudio para analizar cómo fue posible que el líquido elemento llegara a colarse en la bóveda de los tesoros.

Los sucesos ocurrieron el 11 de marzo y fue el propio director del museo, Miguel Zugaza, quien decidió mantener en secreto el accidente que afectó a seis pinturas y ocho dibujos de Eduardo Soler y Llopis. La filtración se produjo en la parte más profunda de la ampliación realizada por Rafael Moneo y los técnicos desconocen cuánto tiempo tardó el agua en ascender por los tubos de extracción de aire hasta la zona donde estaban las obras de arte.

En cuanto se descubrió el accidente, se activaron los protocolos para la recuperación de las obras. «Lo servicios técnicos de mantenimiento y de conservación actuaron como está previsto: con una enorme profesionalidad y ejemplaridad», subrayó ayer el director del Prado. Los 'curadores' se pusieron manos a la obra con 'Cacería de un león' (Paul de Vos), 'Lucha de gladiadores' (atribuido a Lanfranco), 'Mártir de la Orden de San Jerónimo' (Valdés Leal), 'Desnudo femenino' (Martí Alsina), 'La última cena' (Francesco Bassano) y 'Banquete de Bodas', de Jan Brueghel el 'Viejo', la obra más afectada. Los expertos comprobaron, depués de extensos análisis, que el barniz de las pinturas impidió que el agua afectara a las mismas e incluso algunas ya están en perfecto estado; en cambio, todavía hay que evaluar los daños en los dibujos para ver si hay que realizar una rehabilitación posterior.

No es la primera vez que el agua hace estragos en el Prado. En 1993, una fuga que amenazó a 'Las Meninas' le costó el puesto al entonces director del museo, Felipe Garín.