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Maduro jura como primer presidente «chavista y obrero»
Un fallo de seguridad permitió a un hombre llegar hasta el micrófono donde el nuevo jefe de Estado de Venezuela pronunciaba su discurso
LA HABANA. Actualizado: GuardarLa decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de completar la auditoría del 100% de los resultados de las elecciones presidenciales del pasado domingo contribuyó a que Nicolás Maduro tomara posesión ayer, como primer presidente «chavista y obrero», en un ambiente menos tenso que días pasados. Su adversario Henrique Capriles, quien interpuso la impugnación, admitió que el CNE «ha puesto la posibilidad de resolver una crisis política que hay». Simpatizantes chavistas rodearon los edificios oficiales para arropar al «hijo de Chávez» con un baño de «rojo, rojito», banderas, cornetas, himnos, consignas y música.
La familia del fallecido Hugo Chávez, casi en pleno, autoridades y funcionarios del régimen, 16 jefes de Gobierno -el cubano Raúl Castro tuvo un lugar preferente- y delegaciones de 61 países presenciaron la jura de Maduro, que llegó a la Asamblea Nacional (AN) casi directamente desde Lima, donde los miembros de Unasur habían reconocido el día anterior su autoridad como representante de Venezuela.
Con traje y corbata y semblante sereno, Maduro juró como mandatario hasta 2019, y prometió «construir una patria de felicidad, independiente y socialista». Después, la banda presidencial le fue impuesta por María Gabriela Chávez, que le dio un fuerte abrazo.
Sin embargo, el protocolo de la ceremonia no tardaría en ser interrumpido. Poco después de que Maduro comenzara su discurso de investidura un hombre vestido de rojo saltó hacia él y le apartó el micrófono mientras gritaba «¡Nicolás, ayúdame por favor!». Las cámaras de Telesur dejaron de enfocar el incidente. Al volver a tomar la palabra Maduro dijo: «ha fallado la seguridad, me pudieron haber dado un tiro aquí». Luego, más animado, bromeó «luego conversaremos con este compatriota..., ahora dirán que es parte de un reality show que nosotros montamos».
Votos discutidos
En la sede de la AN faltaban los diputados opositores y sobre todos los invitados destacaba una gran fotografía del fallecido presidente, quien eligió a Maduro y pidió al pueblo que lo votara si a él le sucedía algo que le impidiera seguir gobernando. Desde que Maduro juró como presidente encargado, tres días después de morir Chávez, ha acusado a sus adversarios de conspirar para desestabilizar el país. Por eso ha advertido que «no voy a ser un presidente débil. Voy a ser un presidente de mano dura con lo mal hecho, con la ineficiencia, con la corrupción, con los golpistas».
La presencia de Maduro el día anterior a su investidura en la capital del Perú respondió a la convocatoria de urgencia de la Unión de Naciones Suramericanas. Ocho de los 12 Estados que la componen le escucharon y reconocieron su mandato. En un comunicado, además, instaron a los actores políticos venezolanos a que «respeten los resultados» y respaldaron al CNE por ordenar la auditoria -que no «escrutinio de votos»- del 46 % de las mesas que no fueron auditadas el 14 de abril.
Lo reñido del resultado -7.575.506 votos para Maduro frente a 7.302.641 para Capriles- y supuestos incidentes que tendrá que revisar el CNE, hicieron que el líder de la oposición se negara a aceptarlo como presidente. Desde entonces lo ha llamado «ilegitimo». Pero ayer Capriles hizo una declaración pública aceptando la ampliación de la revisión de votos, medida que atribuyó a la presión del pueblo venezolano en parte porque «han sonado las cacerolas en todo el país, ha sido contundente». Y recordó al Gobierno que el país espera diálogo, calma y paz.
El gesto del CNE también pareció influir en la decisión de varios presidentes y dignatarios de viajar a Caracas, ya que la misma noche del jueves el vicepresidente Jorge Arreaza había confirmado la asistencia de 47 delegaciones, entre ellas la que integraba el mandatario iraní, Mahmud Ahmadineyad, que considera a Venezuela un «gran aliado» y un «pueblo hermano».
Asistieron la mayoría de miembros del Unasur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Venezuela, Uruguay, Venezuela y Surinam) y las 33 naciones que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Igualmente hubo representación de Europa, Asia, África y Oriente Medio. El príncipe Felipe, que asistió al funeral oficial del mentor de Maduro, no participó de la ceremonia de ayer, en la que España estuvo representada por el presidente del Congreso, Jesús Posada.